La crónica de dos riosecanos en la prueba más dura del mundo

Luis Ángel Fernández y Julio Alberto Benavides disputaron el IRONCAT de Tarragona una carrera con 3.800 metros a nado, 180 Km. en bici y 42 Km. a pie

Como publicaba este periódico hace unos días, dos deportistas riosecanos competían la pasada semana en el IRONCAT (L’Ampolla, en Tarragona), una prueba combinada que se compone de 3.800 metros de natación, 180 kilómetros en bicicleta y una maratón (42 km.) de carrera a pie. Todo un reto, casi sobrehumano -algunos dicen que es la prueba deportiva más dura del mundo- para Luis Ángel Fernández, triatleta experimentado, y Julio Alberto Benavides, que se estrenaba en estas distancias. Al final, y lo más importante en este tipo de pruebas, es que los dos riosecanos consiguieron finalizar su participación y esta es la crónica de lo sucedido, contada en primera persona, por los dos protagonistas riosecanos. Enhorabuena a los dos:

Luis Ángel Fernández
«Ha sido una gran experiencia, como cada vez que corres un Ironman. Yo especialmente pasé bastantes penurias, pero al menos pude terminar y eso es lo más importante en una prueba de estas características. La salida fue a las siete de la mañana en la playa de L’Ampolla, localidad que organiza el IRONCAT. El primer sector, el de la natación se desarrolló sobre un circuito de tres vueltas, con mar tranquilo y sin olas y con el agua no demasiado fría. Personalmente, aquí viví uno de los peores momentos de toda la carrera e, incluso, por algunos instantes pensé en subirme a la lancha y abandonar. Pero supe sufrir y acabé la natación. La salida se hacía por el puerto de la ciudad y de ahí al ciclismo. En la bici fueron un total de seis vueltas a un circuito de 30 kilómetros por el parque natural del Delta del Ebro recorriendo los campos de arroz. Hasta el kilómetro 110, aproximadamente, el viento nos respetó, pero los últimos 70 se hicieron muy duros porque el viento comenzó a soplar fuertemente. Por último, en la carrera a pie, especialmente los primeros quince kilómetros fueron un auténtico infierno para mí. Aunque según avanzó la tarde la carrera se hizo más llevadera. Julio Alberto Benavides, el otro riosecano que disputó la prueba, realizó una carrera genial. Yo, por mi parte, con la varicela que llevo arrastrando desde hace un mes bastante tuve con aguantare y terminar. El tiempo final fue de 12:05:05. El ganador fue Alexander San Sebastián (8:42:09)».

Julio Alberto Benavides
«La verdad es que acabé muy satisfecho para ser la primera vez que disputaba una carrera de estas características. Las sensaciones fueron muy buenas durante toda la prueba. Anímicamente no tuve ningún bajón, aunque físicamente tuve algunos momentos más complicados que otros. No obstante, y en líneas generales pensé que iba a ser peor. En la natación, primero de los sectores, intenté desde la salida mantener un ritmo vivo pero fácil de prolongar, procurando desgastar lo menos posible. Fue complicado porque había que ir muy pendiente de las boyas para no desorientarte y hacer más distancia de la cuenta. De los tres sectores, fue éste con el que acabé más satisfecho, puesto que tenía penado terminarla en más de una hora y veinte, lo reduje en quince minutos. La transición la realicé tranquilo, aprovechando para comer algo, darme crema solar e ir al baño. El sector del ciclismo fue bastante bien. Es la disciplina que más me gusta y que más entreno La verdad es que acabé muy satisfecho. Las sensaciones fueron muy buenas durante toda la carrera. Anímicamente no tuve ningún bajón, aunque físicamente tuve algunos ratos más difíciles que otros, pero pensaba que iba a ser peor. Al ser un recorrido totalmente llano procuré mantener un ritmo constante de 32/33 kilómetros por hora. En este sector disfruté mucho del recorrido, puesto que eran carreteras en las que se rodaba muy bien y se podía incluso ir disfrutando del paisaje de arrozales del Delta del Ebro. Aún así, al final se hizo pesado puesto que fueron 6 horas sobre la bicicleta. El último tramo, los 42 km. de carrera a pie, en 6 vueltas, comenzó un poco mal, puesto que sentía dolores en la rodilla y pie izquierdo. Además tenía que adaptar las piernas a las nuevas exigencias musculares. Aún así, a partir del kilómetro 10, me empecé a sentir mejor y pude mantener durante un buen número de kilómetros un ritmo constante. En los últimos 14 km. hice un par de pequeñas paradas para comer y beber algo tranquilamente, ya que, aunque todavía me quedaban fuerzas, tenía bastante hambre. A partir de este punto la fatiga me hizo bajar el ritmo. Por fin llegué a la meta con un tiempo de 11:33:30, mucho mejor de lo esperado. En resumen, me voy con un gran sabor de boca, por el tiempo realizado y por las sensaciones que tuve a lo largo de la carrera. Aún así no creo que lo vuelva a repetir, pero no por la carrera en sí, sino por los entrenamientos, puesto que han sido más duros que la propia prueba, tanto para mí como para las personas que me tienen que aguantar día a día».

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