La Coral Almirante Enríquez cumple treinta años


José Antonio Pizarro García

La Coral ha cumplido treinta años. Cuando una asociación, al margen del poder político o religioso (las cofradías son tema aparte) prolonga seis lustros su existencia, con vitalidad y presencia ininterrumpida en la sociedad, tiene algo de milagroso o, al menos, de esfuerzo, constancia y tenacidad fuera de lo común. Basta repasar la historia del asociacionismo local desde la abierta legalización de estas instituciones -a raíz de la nueva legalidad constitucional en 1978- para constatarlo. Muchos de los intentos, aún alumbrados con pujanza e ilusión, se diluyeron poco después por razones de todos conocidas: apatía, cansancio, traslados de residencia de sus promotores, divergencias entre sus miembros, falta de un proyecto claro, desinterés ciudadano, etc.  Y, de fondo, ese cáncer, sentimiento enquistado en toda la sociedad española, de que han de ser los poderes públicos quienes impulsen, respalden, gestionen y costeen todo. Esa delegación tacita de la ciudadanía ha traído como consecuencia el control -directo o indirecto- de instituciones privadas por el poder público, y que hasta el último alcalde de una pedanía se crea Marco Aurelio. En el  pecado va implícita la penitencia.

Pero la Coral ha sobrevivido a todo ello, y eso es lo que celebramos, entre el reconocimiento de todos a su trayectoria. Es algo de pura y simple justicia, y en este caso la justicia resulta alegre y esperanzadora. El aniversario se tiñe de alegría para todos nosotros porque tenemos pocas ocasiones de celebrar actos tan meritorios  y cargados de simbolismo.

Cuando la Coral cumplió  alguno de sus primeros aniversarios, desde la Asociación Cultural Boreal les hicimos un modesto, pero sentido y sincero homenaje. En mí intervención pública de aquel día lamenté la fragilidad y falta de constancia del asociacionismo, deseando que la Coral rompiese ese maleficio. Lo ha conseguido. El padre Oterino (a Dios rogando y con el mazo dando), debe de tener una vela permanentemente encendida a algún santo muy milagrero. Además de una generosidad y cariño a Rioseco sobradamente acreditados.

Enhorabuena a todos los que han hecho posible llegar a este aniversario.

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