La batalla del Rioseco en la literatura española


Teresa Casquete Rodríguez

Se acerca la fecha del 14 de julio, la de la terrible batalla que nosotros llamamos del Moclín y en el resto del mundo se conoce como de Rioseco. Para el municipio y para cuantos vivían en él supuso un desastre económico sin precedentes, mucho mayor que la desaparición de las históricas ferias, que la pérdida de las últimas colonias españolas, que las Guerras Carlistas, las dos Repúblicas y la Guerra Civil del 36 o la crisis financiera actual. Muchos riosecanos optaron por refugiarse en pueblos vecinos y los que se quedaron sufrieron no ya sólo ataques personales sino contra sus bienes. Incontables robos en viviendas de comida, ropa, dinero y objetos valiosos, destrozo del mobiliario, cosechas totalmente arrasadas, requisamiento de todos los animales y transportes, saqueo de todos los comercios… una jornada muy difícil de olvidar para nuestros antepasados. Muchos historiadores, políticos y escritores locales del momento auguraban la desaparición de Medina de Rioseco, dada la dificultad, rayando lo imposible, de recuperación. Con trabajo, sacrificio y tesón se logró superar aquella catástrofe y durante decenios la cita del 14 de julio se convirtió en obligada para todos los riosecanos. Una misa de difuntos en Santa María con túmulo funerario y otra misa de campaña (en la que no faltaba la merienda) en la finca situada en el alto del páramo de San Buenaventura, recordaba cada año aquel desastre fruto de la descoordinación, la falta de preparación y la ineptitud de los que mandan. Nada nuevo bajo el sol de España.

Los hechos quedaron grabados en la memoria de los riosecanos y tuvieron su reflejo en la literatura del momento. He aquí tan sólo dos ejemplos de ello, el primero la novela “El diablo encarnado”, del sevillano Manuel Fernández y González. Una historia ambientada en esta batalla precisamente, escrita a finales del siglo XIX, en pleno romanticismo y disponible gratuitamente  en dos volúmenes a través de este enlace:

El segundo de los ejemplos lo constituye la obra de la poetisa riosecana Carolina Valencia Castañeda, hermana del famoso autor de las “Crónicas de Antaño”, Benito Valencia. Nacida en Medina de Rioseco en 1860, Carolina Valencia, publicó varios libros a lo largo de su vida, entre ellos un volumen en 1890 titulado “Poesías” y prologado por Emilia Pardo Bazán. En él encontramos en la página 113, un poema con el nombre “La Batalla de Rioseco” que en sus tres partes describe los hechos históricos ocurridos hace ya 204 años y del que reproducimos aquí sus versos finales.

¡Ah, sí, llora sin tregua, pueblo mío!

¡Llora al mirar las indelebles huellas

Que en ti ha grabado el invasor impío!

¡Sí, llora al ver desiertos tus hogares,

Mancilladas tus púdicas doncellas,

Arruinados tus místicos altares!

¡Llora de tu fortuna los reveses!

¡Llora tu fértil campo devastado

Y ayer cubierto de doradas mieses!

¡Ay! ¡llora al contemplar cuál de ha dejado

La irrupción de los bárbaros franceses!

share on: