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La Semana Santa ya es inminente en Medina de Rioseco. Poco menos de un mes para que las calles de la Ciudad de los Almirantes acojan esta manifestación tan arraigada. Y en estos prolegómenos es tiempo de preparativos y, especialmente, de actividades culturales. La música volvió, una vez más, a hacer la espera más corta a los riosecanos o quizá poner la miel en los labios de aquellos que ansían que cristos y dolorosas estén ya en la calle.
La Banda Municipal de Música celebró este pasado sábado la cuarta edición de su festival Pasión Riosecana, que este año traía como novedad la inclusión de imágenes y audiovisuales, además de homenajear a las cofradías a través de las marchas más identificadas con cada una de las hermandades que desfilan durante los días santos.
Cada marcha que interpretó la banda era introducida por un pequeño vídeo en el que se explicaba la biografía del autor y el origen de la pieza, además de contar con algunas imágenes de las procesiones y de los pasos riosecanos. Hasta un total de trece obras de gran renombre salieron de los instrumentos de la cuarentana de componentes de esta agrupación riosecana.
Algunas tan conocidas como Mater Mea, Nuestro Padre Jesús, La Madrugá o la Saeta, que desde hace varios años suenan en los cortejos procesionales de Rioseco. Las hubo aún más riosecanas como Elogio a Cristo Crucificado (para el baile del Longinos) y Pater in manus tuas (para el Cristo de la Pasión) compuestas por Pablo Toribio; o Madre Santa, escrita por el riosecano Pablo Magdaleno a la Virgen Dolorosa. Tampoco faltó la marcha propia compuesta por el director de la Banda Municipal, José Luis Rodríguez, bajo el título Luz en Misterio.
El broche de oro llegó con la marcha fúnebre a la Muerte del General O’Donell, conocida popularmente como La Lágrima. A esas horas los riosecanos que se dieron cita en el Teatro Principal ya se habían embriagado de Semana Santa.