Las cofradías del Santísimo Sacramento tienen su origen en el Concilio de Trento, como testigos de la presencia real de Cristo en la Eucaristía y se conocían también como ‘de Minerva’ o ‘de la Minerva’, como imitación de la agrupación religiosa que existía en la iglesia de Santa Mariasopra Minerva, de Roma y que fue fundada en 1539.
Siguiendo esta misma corriente, se crearon en Medina de Rioseco varias del mismo nombre, existiendo en cada parroquia una, pero destacando por la importancia que tenía el templo en si por su antigüedad, la de Santa María. A la difusión de estas cofradías por España, colaboró con mucho empeño precisamente una riosecana, Teresa Enríquez La loca del Sacramento, hoy en proceso de beatificación.

La cofradía del Santísimo Sacramento de Santa María, celebraba varias fiestas a lo largo del año, aunque, como es obvio era de destacar la que organizaba con motivo del Corpus Christi, para la que se contrataba una corrida de toros y representaciones teatrales religiosas (autos sacramentales), a cargo de compañías de actores itinerantes. Según el libro al que hemos hecho referencia anteriormente, en la procesión del jueves del Corpus, “concurren los mayordomos que acavan de serbir y los que entran en las tres cofradías del santísimo de dhayglesia, de la de santa † y Santiago, banynmediatos al cavildo y los tres mayordomos nuevos lleban los guiones de las cofradías pareados, ocupando el principal lugar del medio el mayordomo de nra cofradía de santísimo sacramento como mas antiguo de dos mayordomos nuevos, se sigue los que acaban de serbirllebando los otros en el mismo orden y precedieren en la forma referida, los abades de las cofradías con los mayordomos que salen, junto al SSmo Sacramento se lleban seis achas, dos de Santiago, dos de santa † y las otras dos de Santamaria, estas a mano derecha del santísimo sacramento de dhayglesia, por ser nuestra parroquia de Santamaria la mas antigua y a quien toca la preferencia de las demas cofradías del Santisimo”.
Terminada la procesión, el mayordomo tenía-al igual que la tienen hoy en muchas cofradías semanasanteras- la obligación de pagar una comida a todos los hermanos que componían la del Santísimo Sacramento. Lo mismo ocurría en las otras de las restantes parroquias y el convite era de estricto cumplimiento, según nos desvela un documento de 1553, en el que la cofradía sacramental de la parroquia de Santiago, multaba al mayordomo de ese año, el platero Mateo Jimeno, por “no querer dar y servir la comida en el dia del Corpus Cristi”, según mandaban sus reglas escritas.
En la infraoctava del Corpus, se celebraban un nuevo festejo con procesión incluida, donde la de Santa María volvía a tener prioridad sobre las restantes sacramentales riosecanas.
Tiempo después, en 1693 la cofradía de Santa María, contrató con el platero José de Aranda, la hechura de unas andas de plata, que antiguamente portaban sobre sus hombros cuatro sacerdotes de la ciudad. La sacramental pasaba por apurados momentos económicos y ante la dificultad para el pago de tal obra aparecieron dos donantes que salvaron el proyecto: Juan Díez, escribano mayor del Ayuntamiento riosecano, que donó noventa onzas de alajas de plata para su fundición, y el Almirante de Castilla, que también era cofrade de la misma, que solicitó el puesto de mayordomo de ese año.
La bellísima custodia y algunas varas de mayordomo en plata, es lo único que queda hoy del esplendor pasado de la Cofradía del Santísimo Sacramento de Santa María. Los festejos que hoy se celebran en Toledo con motivo del Corpus Christi son un reflejo de lo que se vivió en el Rioseco de siglos pasados. Representaciones de autos sacramentales, festejos taurinos, desfiles de gigantones, acompañamientos musicales, una procesión en la que participaban todas las cofradías no penitenciales con sus pasos portados a hombros, sus insignias y cofrades, balcones y calles engalanadas, acompañamientos militares realizando la guardia de honor, doscientos niños vestidos de primera comunión… Hoy apenas una treintena de infantes riosecanos participa en el cortejo y la procesión discurre por las calles con la única compañía de los fieles que ven pasar el Santísimo resguardado en la custodia de Arfe.
La recuperación de esta histórica cofradía y el rescate al menos en parte, de la antigua magnificencia con que transcurría la festividad del Corpus Christi en Rioseco, está aún como proyecto pendiente, de fácil y no muy costosa realización.
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