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Palabra, música y tradición. Son las tres columnas sobre las que se ha apoyado el acto central del bicentenario de la hermandad de La Flagelación celebrado este sábado en una abarrotada iglesia de Santiago que ha servido, una vez más, para acercar las ciudades de Sevilla y Rioseco y sus Semanas Santas.
La palabra, la de un emocionado Francisco Javier Segura, quien ha protagonizado una sorprendente exaltación del Segundo Misterio Doloroso; la música, la de la prestigiosa banda de música de María Santísima de la Victoria más conocida como Las Cigarreras; y la tradición, encarnada en los más de cuarenta mayordomos aún vivos de la cofradía de La Flagelación que han sido homenajeados.
En 1814 se fundaba el gremio hermandad de Nuestro Jesús de la Columna y doscientos años después, la cofradía titular de La Flagelación ha querido recordar esta efeméride con una serie de actos culturales y religiosos. Este fin de semana, se celebra el epicentro de la programación que contará este domingo con la Misa Estacional presidida por el cardenal emérito de Sevilla, fray Carlos Amigo, y la procesión extraordinaria.
El homenaje a los mayordomos, presentado por la hermandad de la cofradía Mari Cruz Arribas, comenzó con las palabras del presidente de la cofradía, Víctor Caramanzana, quien ha recordado que el “componente humano” es el valor más importante de la cofradía, así como sus mayordomos, “el mayor honor en la vida de cualquier cofrade”.
La música de la banda de Las Cigarreras fue aderezando el emotivo acto con la interpretación de varias marchas conocidas como Mater Mea, Nuestro Padre Jesús, Cofradías Sevillanas, Homenaje a un Cardenal, Virgen del Valle y Nuestro Señor de la Columna ‘La Flagelación’, compuesta por el riosecano Pablo Toribio para el bicentenario de esta cofradía.
Uno de los momentos más hondo fue la trabajada exaltación del historiador y cofrade sevillano Francisco Javier Segura, pregonero de la Semana Santa hispalense en 2013, que ha mezclado el verso y la prosa en una sentida alocución. Primero cantó al Cristo de la Columna del que “Medina de Rioseco es tu cuerpo sangrante”. “Hemos traído Roma a Santiago”, dijo con un juego de palabras, refiriéndose a la llegada del cardenal a la iglesia de Santiago, para el que también tuvo palabras de cariño. “Ningún sevillano puede decir que en los ojos de don Carlos no haya conocido Medina”.
Por último, Segura dijo que le gustaría exportar a Sevilla la figura del mayordomo riosecano “que sirve a la medalla y no se sirve de ella”, para acabar con un grandilocuente poema en el que aunó las grandezas de ambas Pasiones, la de Rioseco y la de la ciudad sevillana.
Pero si hubo, un protagonista en este multitudinario acto ese fue el mayordomo. En concreto, los 42 mayordomos aún vivos que, desde el año 1954, han servido con orgullo a la hermandad. Todos ellos recibieron un obsequio en las manos de los niños de la cofradía y de varios pregoneros (Jesús María Reglero, José Antonio Lobato, Manuel Fuentes, Julio de las Heras, Eduardo Franco y Javier Burrieza) que también participaron en el homenaje.
Más tarde se sucedieron las intervenciones: Claudio Espejo, el hermano mayor de las Cigarreras, con la que la cofradía riosecana ha iniciado el trámite de hermanamiento; el párroco Juan Carlos Fraile; el alcalde de Medina de Rioseco, Artemio Domínguez y el presidente de la Diputación, Jesús Julio Carnero. El arzobispo y cardenal emérito de Sevilla, el riosecano fray Carlos Amigo, puso el broche de oro y recordó que “Rioseco no es mi pueblo, ni el pueblo donde nací, sino la vida que vive en mí”, antes de reiterar que se “ha tendido un puente más entre Sevilla y Rioseco, todo ello bajo el amor de Jesucristo”.