En esta vida es difícil encontrase con alguien que siempre tenga una sonrisa en la cara. Por eso, cuando te encuentras con alguien que siempre sonríe, le coges cariño. Entre otras cosas porque sabes lo difícil que, en el día a día, es siempre tener una cara amable para todo el mundo.
Ramón Alberca era de los que siempre tenía una cara amable y simpática. Con su pañuelo en la cabeza y montado sobre su bicicleta, era normal verle disfrutar de una de sus mayores pasiones. Ahora, la carretera, que tantas alegrías deportivas le había dado y sobre la que se ganaba la vida, no ha tenido piedad con él y le ha quitado la vida. Sin embargo, el duro asfalto nunca podrá hacernos olvidar su sonrisa, sus ganas constantes de ayudar y su cariño.
Querido Ramón, desde estas breves líneas, todos los que compartimos tu amistad, te damos las gracias por tus miles de sonrisas y de tus palabras amables, y te enviamos, allá donde estés, un fuerte y emotivo abrazo.