Hace ciento veinte años nacía el cine


Gonzalo F. Blanco

Hace ciento veinte años nacía el cine. Un diecinueve de marzo de 1895, para mayor precisión. Los hermanos Lumière sacaron la cámara por ellos inventada a la calle y rodaron la primera película de la historia: Salida de los obreros de la fábrica Lumière. (Una cosa obvia, ¿no?). Cuarenta y seis segundos. Y tres tomas, probablemente, antes de que los nuevos cineastas quedaran satisfechos. Edison, con el kinetoscopio, y otros inventores habían aportado artilugios y avances que permitieron que los Lumière alcanzaran este momento inaugural de un nuevo arte. Pero sólo ellos aportaron algo más que un invento revolucionario -la cámara cinematográfica-, también “inventaron” la forma en la que todavía vemos el cine: en una sala, en grupo, compartiendo con el resto de espectadores emociones. ¡Larga vida al cine! Pasemos ahora a repasar algunas de las películas en cartelera.

cine2Timbuktu de Abderrahmane Sissaki (que fue nominada a mejor película de lengua no inglesa en los Oscar) narra la llegada de los bárbaros a la ciudad legendaria de Tombuctú, lugar de cruce del África del desierto con el África de corazón negro. Los nuevos bárbaros son los yihadistas. Nadie los espera, al contrario que en el poema de Cavafis, ni los desea: se imponen por las armas en la sencilla y dura vida de la gente del desierto. Hay una imagen significativa y estremecedora en el inicio y final de la película en las que los “aguerridos” sayones del fanatismo disparan a una indefensa y atemorizada gacela. El director ha huido, para exponer la invasión de Tombuctú por los yihadistas, de la truculencia o la caricatura. Los bárbaros son tan humanos como nosotros, al menos en eso que llamamos debilidades: aman, fuman, conocen la camaradería entre ellos… pero desprecian la tolerancia, la libertad de conciencia y de expresión, que es patrimonio de todos. Son autómatas cumplidores de una interpretación de su fe cuyas víctimas principales son sus propios correligionarios. ¿Qué les hace ser así? Quizá sentir el dominio absoluto sobre los demás, pero el asunto supera esta reseña.

La delicadeza del director ha entendido la importancia del valor del símbolo y de la elipsis para contar esta atroz historia: así la prohibición de jugar al futbol -por ejemplo- se nos muestra con unos niños que lo juegan sin balón; o la lapidación de una pareja de adúlteros en su terribilidad no dura más que uno segundos.

Al contemplar esta película que capta la belleza del desierto o de las ciudades de barro y a sus habitantes luchando y disfrutando de sus genuinas vidas, de una forma tan eficaz como sencilla, recordamos la ética y estética narrativa del neorrealismo italiano (Ladrón de bicicletas), y comprendemos que para hacer buen cine no hacen falta grandes medios pero sí, a veces, mucha valentía.

cine3Ciudad muerta de Xavier Artigas y Xapo Ortega (premio al mejor documental en el festival de Málaga) es una película que pasó por la programación del Cine club Casablanca recientemente. No parece que vaya a tener mucho recorrido comercial, así que los que estén interesados en verla lo pueden hacer en You Tube. Es un buen -y necesario- documental en la opinión de este comentador pues reúne tres características de este género de cine: descubrir al espectador una verdad, a veces desconocida o mal conocida, hacerlo con rigor periodístico, y contarlo, en este caso, con un ritmo narrativo que ya quisieran algunos thrillers.

La ciudad muerta del documental es Barcelona en 2011: durante la ocupación de un edificio abandonado resulta herido un guardia urbano por el impacto de un tiesto. La investigación de la policía y de la jueza instructora determina que los autores son varios miembros del movimiento okupa que serán condenados a tres años de cárcel… El problema es que, según se demuestra en el documental -¡y en el juicio!-, los acusados y condenados no pudieron ser los autores del hecho porque estaban a pie de calle y que el objeto contundente -un tiesto- tuvo una trayectoria vertical. Una de las presuntas implicadas -Patricia Heras- ni siquiera estaba en el lugar de los hechos, ni pertenecía al movimiento okupa. (Patricia se suicidó, incapaz de soportar la situación).

El documental desmonta las “pruebas” falsas, indaga en los territorios de la impunidad y deja abierta la puerta al restablecimiento de la verdad jurídica en Estrasburgo.

cine4Maps to the stars de David Cronenberg, sobre un guión de Bruce Wagner (sic) es una película… extraña. Pues sí, lo es. Cronenberg nos tiene acostumbrado a contarnos historias desasosegantes, a cruzar el espejo de la realidad y ver qué hay detrás (Inseparables, Una historia de violencia, Promesas del este…). En Maps to the stars el director aterriza en Hollywood y empieza a usar su escalpelo o su cuchillo. La realidad parece ser ese Hollywood glamuroso de grandes mansiones, estrellas exquisitas, ambiciones desatadas… pero si pasamos detrás del espejo, si lo cruzamos, nos encontramos, según el director, con estrellas (espléndida Julianne Moore) atacadas por el pasado -su madre-, la edad y el fin de una carrera, o con sinvergüenzas (John Cusack) que abusan de las debilidades ajenas ofreciendo la salvación a través de la curandería, que ahora se denomina autoayuda o “coaching”… A este mundo de gente establecida, fieramente humana y dispuesta a matar por seguir en el pedestal y la riqueza, llega desde un hospital psiquiátrico una chica con el cuerpo tatuado de quemaduras: no sabemos quién es, pero será la encargada, desde eso otro lado del espejo, de levantar las alfombras y enfrentar a cada personaje con su pasado, con sus miserias, con sus terrores. La chica es una extraordinaria Mia Wasikowska. Sátira, melodrama, tragedia, astracán, relato disfuncional, cómic, Crepúsculo de los dioses, Mulholand Drive…, son componentes de este cóctel cinematográfico que nos ha preparado Cronenberg. Disfrútenlo.

Se acercan días de asueto y pasión. Buena ocasión para ver otras películas que se quedan en el tintero y que están ahí, en los cines: Puro vicio de Paul Thomas Anderson, El año más violento de J. C. Chandor o, de nuevo en pantalla grande y versión original, Blade Runner, en un nuevo montaje del director: película para volver a ver una y otra vez, incansablemente, y de la que tienen una apasionada reseña en esta sección que pueden consultar.

Acabamos como empezábamos, con los hermanos Lumière: Para quienes vayan a ir a París -¡no estaría mal!- pueden visitar la exposición dedicada a ellos en el Gran Palais, en el que se ha reproducido el Salón Indio del Grand Café de París, donde el 28 de diciembre de 1895 se organizó la primera proyección comercial, con público que había pagado su entrada. En esa misma pantalla se exhibirá Salida de los obreros… y las 1.440 películas que dirigieron Auguste y Louis Lumière.

Quien vaya que luego nos lo cuente, por favor.

share on: