Fernando Cayo llega hoy a Rioseco con ‘La terapia definitiva’

El reconocido actor vallisoletano define este montaje como un recorrido divertido y sorprendente sobre la estupidez humana. (Teatro Principal, 20 horas)

La estupidez humana es el tema principal de esta creación con tintes de cabaret. Se podrá disfrutar el sábado 4 de mayo con una única función a las 20:00 horas en el Teatro Principal de Medina de Rioseco. El objetivo principal es «que la gente reflexione sobre sus propias vidas pero desde el humor», explica Fernando Cayo, actor vallisoletano que llega a Rioseco. El precio de la entrada es de 5 euros y de 3 euros para los menores de 30 años.

«Es un recorrido muy divertido, sorprendente y sin complejos sobre el origen y evolución a lo largo de la historia de la estupidez humana». Así define Fernando Cayo la obra con la que aterriza en la ciudad de los Almirantes. Y también promete que «el público se lo va a pasar muy bien, se va a divertir, se va a reír… va a salir reconfortada después de la función.»

Para el actor vallisoletano siempre es un placer volver a su tierra, además, ha notado que el perfil del público ha cambiado: » Ha habido una mejora de calidad de los espectadores. Me explico, ahora la gente va más veces al teatro, y eso se nota en la respuesta que dan a tu actuación, que es mejor, claro. Sin duda, ha subido el nivel cultural de los vallisoletanos.»

Fernando Cayo ha trabajado en películas como El Orfanato, La piel que habito o 23-F, interpretando al rey Juan Carlos, con el que guarda gran parecido. El espectador también ha podido verle en televisión, en series como La República, La Señora, o Manos a la Obra. Pero es con el teatro con el que guarda una relación especial, ya que tiene numerosas tablas a sus espaldas, y ahora llega con su propia obra. «Siempre y cuando se trabaje con profesionalidad, interpretando a un personaje con un arco dramático interesante y con equipos con los que pueda aprender, me da igual trabajar en tele, en cine o en teatro. Me gusta todo», reconoce.

Fernando prefiere no encasillar ni al público vallisoletano ni a la respuesta que da el mismo tras sus actuaciones. «Depende del día y del estado anímico que tengan los espectadores. Hay veces en que vienen más predispuestos a reír, y eso se nota, como los sábados por la tarde. Es lógico, hay ambiente festivo, de fin de semana.» Aunque reconoce que el castellano «no es un espectador muy expresivo, porque la tierra castellana imprime carácter, pero también he tenido representaciones con respuestas muy festivas.»

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