
En lo puramente taurino, la becerrada también fue exitosa. Tras la comida que la Asociación taurina realiza cada año, maestros, subalternos, areneros, mulilleros, alguaciles y el grupo de forcados hacían un multitudinario paseíllo por la calle Mayor, donde sin duda lució la calesa en la que iban dos invitados de excepción. Falete y su ex novio Caballito de Mar, que se reconciliaron por unas horas en Rioseco.
Marcelo Porrero Marcelito abrió plaza, aunque se notó su juventud, estuvo valiente y voluntarioso, con un excelente becerro al que también salió el sobresaliente Pedro Guerra Guerrita y el propio Falete, que cambió los saltos del trampolín por la muleta para demostrar su valía.

Javier Rueda El Chemina demostró su raza al recibir al tercero a portagayola. Luego, con la muleta tuvo pasajes de mucha transmisión con los tendidos. Fueron series por las dos manos en los que el riosecano, muy aficionado a los toros, se encontró realmente a gusto.

Quienes también fueron muy aplaudidos fue el grupo de forcados riosecanos, que se presentaban en sociedad. Ejecutaron la pega portuguesa en las cuatro ocasiones con valentía y demostraron velar por la seguridad de los toreros, aunque eso significara en alguna ocasión que incluso se lanzaran encima del diestro cuando este había salido revolcado por el becerro. En definitiva, todo un espectáculo en el ruedo, y solidaridad en los tendidos.
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