Entretenimientos de un escribano del Rioseco de 1642


Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del Arte.

dibujoPrometimos en el anterior reportaje que hoy hablaríamos del discurso que dio nuestro paisano Ignacio Núñez de Gaona, en la inauguración de la Sociedad de Amigos del País. Pero vamos a romper nuestra palabra, dejando a un lado el recorrido por el Rioseco del siglo XVIII, para dar a conocer una curiosidad 100 años más joven y encontrada hace escasos días.

Durante una investigación realizada en el Archivo Municipal hace un par de semanas, en concreto en el documento titulado “Alistamiento de Hijosdalgo de los Años de 1642 y 1706” (Caja 264, Carpeta 2383), apareció este curioso dibujo. Junto a ensayos de rúbricas, cuentas y cifras sueltas, el escribano de turno, dedicó su tiempo libre a esbozar la figura de un fumador. Esto es lo que se conoce como “prueba de tinta”, es decir, cuando el escribano comenzaba un nuevo frasco, comprobaba la calidad y el tono de esa tinta, escribiendo frases o números de manera repetitiva o pequeños dibujos, en el revés de los documentos o en cualquier espacio libre del papel. Es normal para un investigador toparse de vez en cuando con alguno de estos pinitos artísticos del escribano en cuestión, porque al parecer fue una afición muy corriente en el gremio y a la que, como podemos comprobar, los escribanos de Rioseco también se hicieron devotos.

Cuando se realizó este boceto en un documento fechado en 1642, hacía un siglo escaso que el tabaco había llegado a España desde América. Al ser Medina de Rioseco uno de los principales puntos de distribución de los novedosos productos americanos a través de sus ferias, es de suponer que con seguridad sería también una de las primeras ciudades europeas en la adicción, como diría el famoso Juncal, al jodío fumeque. Observándolo, no podemos evitar imaginar al notario municipal de turno, inspirándose guasonamente en algún vecino al que vería frecuentemente paseando por los soportales de La Rúa, pipa en mano.

 

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