Enterramientos y losas sepulcrales en la iglesia de Santa María

El autor de este artículo, el historiador Gonzalo Franco Revilla, ha logrado señalar en la iglesia de Santa María unas 110 losas. En calles de Rioseco se reutilizaron

Gonzalo Franco Revilla

losa1Es interesante constatar la existencia de un número considerable de losas sepulcrales en la iglesia de Santa María de Mediavilla de nuestra ciudad. Este artículo pretende ser una aproximación, necesariamente corta, al tema. En una gran parte ilegibles los nombres de los allí enterrados y la fecha, principalmente matrimonios y herederos, pero en otras losas sí que es posible realizar una lectura de los allí enterrados.

Familias de la burguesía local, con un cierto acomodo económico y posición social capaces de permitirse desembolsar una cantidad económica de dinero por enterrarse en la iglesia, teniendo en cuenta que las tarifas subían de precio cuanto más cercano estaba el enterramiento al altar mayor.

He conseguido señalar en el plano de la planta del templo unas 110 losas, sin contar las que la tarima oculta. Más abundantes en el lado izquierdo del templo. Al lado de la Capilla de los Benavente (ejemplo máximo de capilla funeraria) y en el lateral derecho. Por la colocación de la tarima central se hace difícil precisar el número de inscripciones en el pasillo central, pero son abundantes en la entrada del templo desde la puerta del corro de Santa María y a lo largo del pasillo que comunica con la sacristía. La mayoría pertenecen al siglo XVII. Por lo menos las que he podido leer y anotar entre los años de 1619 a 1691.

Algunos ejemplos: Esta sepultura es de Francisco Vaquero y Estevan (sic) y de su mujer (sic) María Gómez y de sus herederos. Año 1644. Es de Domyngo Gomez y de Juana Gomez su mujer y herederos 1632; Esta sepultura es de Sebastián Sánchez y María Roldan su mujer y herederos 1660; Esta sepultura es de Gabriel Hernández y de Beatriz Rodríguez su mujer y sus herederos. Año de 1669.

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En ese lugar existe un Trono de Gracia mandado construir por Felipe Porrero y su mujer, Ana Izquierdo, cuya sepultura se encuentra a los pies de la capilla. Posteriormente, por encargo de esta misma mujer y su segundo marido Baltasar Cidrón, el retablo se dora y se coloca en él la imagen de la Virgen de la Concepción. La piedra está oscurecida, pero son perfectamente legibles con los nombres y la fecha 1639. En el lateral derecho de la iglesia (/siembre tomando como referencia la entrada desde el corro de Santa María), encontramos alguna del siglo XVIII.

Ejemplo: Es de Don Joaquín Martínez. Beneficiado del Cabildo y herederos año de 1724. De las más tardías es una que se encuentra prácticamente a la entrada del templo traspasando el zaguán y el portón de madera y dice: Sepulcro de Cayetano García….y de su familia año de 1835.

losa4Fuera del templo y seguramente correspondientes a la iglesia de Santa Cruz, aprovechando el tiempo dilatado de restauración del templo y la existencia tanto de un lugar de almacenaje como de las necesidades de enlosar con piedra lugares determinados del casco urbano, aparecen losas sepulcrales en calles de nuestra ciudad: Calle de la Guardia Civil, en las escaleras. Calle Román Martín, número 14, en la entrada de la antigua discoteca Gregory; en las escaleras del Parque Duque de Osuna con el denominado Chalet, en la plaza Mayor 15, en los soportales. En el jardín de la plaza del arco de Ajújar y seguramente en otros lugares que no he localizado.

Los prolegómenos que dieron lugar a la Real Cédula de 3 de Abril de 1787, que tenía como título: “Restablecimiento de la Disciplina de la Iglesia en el uso y construcción de cementerios según el Ritual Romano”, y como fin terminar con los enterramientos en las iglesias fueron motivo de una larga y dura polémica, pues en la creación de los cementerios intervinieron todo tipo de argumentos políticos, científicos y religiosos y también económicos, pues la iglesia mediante los enterramientos obtenía unos buenos ingresos.

Retablo-Virgen-de-la-ConcepciónMuchos fueron los prejuicios y supersticiones que había que vencer, mediante la firme determinación de los ministros ilustrados de Carlos III con el conde Floridablanca a la cabeza. Hasta entonces se consideraba que al enterrar los cadáveres en el suelo de los recintos sagrados, el o los difuntos quedaban bajo la protección divina y además, era el punto de unión del muerto con sus deudos.

El problema era que ni el espeso humo de las velas, ni el aroma del incienso llegaban a tapar el hedor que producían los cadáveres en descomposición depositados en tierra bajo las losas de los templos. En esas condiciones, las iglesias se convertían en lugares insalubres y en probables focos de transmisión de enfermedades. Hasta que no se impusieron las ideas de la Ilustración tuvieron que pasar muchos años, legislaciones y un cambio en las mentalidades, también esta trascendental iniciativa fue posible por la labor y colaboración de los municipios.

Tendrían que pasar muchos años para que en todas las poblaciones se construyeran cementerios. De hecho no fue hasta 1835 que el gobierno de España obligó tajantemente a enterrar en cementerios fuera de las iglesias y poblaciones. En Rioseco primero en lo que hoy es el parque de la dársena y después en el camino de San Buenaventura, fuera de los núcleos urbanos y habitados.

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