Electrodomésticos Sánchez: calidad y profesionalidad desde 1945


Son todo un clásico en Rioseco. Desde su comercio en la calle Mayor, Electrodomésticos Sánchez ofrecen el mejor servicio técnico y la venta de todo tipo de artículos relacionados con la electricidad, los electrodomésticos, antenas y las bicicletas. Anselmo, Javier y Miguel son sus propietarios y relatan sus orígenes.

“Nuestro padre (Faustino Sánchez) fundó la tienda en el año 1945, en el antiguo número 9 de esta misma calle”, recuerda Anselmo quien se incorporó al negocio en el año 1963. “En 1985 nos trasladamos al comercio actual. Javier llevaba con nosotros desde el año 1974 compatibilizando los estudios (Técnico en electrónica) y Miguel se sumó en el 98”. Por su parte, Javier apostilla: “La tienda en sus comienzos se inicio con el tema de la relojería porque éramos familia de relojeros”.

En este sentido, Javier cuenta cómo su abuelo se estableció en Medina de Rioseco en 1915 en el oficio de la relojería. “Siempre oí contar a mi padre, que cuando mi abuelo Julio se desplazaba a los pueblos, le hacía ir por las calles corriendo con dos despertadores sonando para que la gente se enterase que había llegado el relojero”.

El cambio de rumbo en el negocio llegó con Faustino Sánchez quien, tras casarse, “mi padre se puso por su cuenta y comenzó con las radios de válvulas”. “Conservamos un anuncio publicitario que decía Receptores de radio Philips y Telefunken y máquinas de coser Alfa bicicletas Orbea y Especial BH. A medida de que el negocio fue creciendo se fue ampliando la gama de electrodomésticos hasta nuestros días”, dicen los propietarios.

Su filosofía de trabajo es que “no solo vendemos el producto, sino profesionalidad; asesoramos con unos conocimientos técnicos que nos avalan a la hora de vender un producto y asistencia, en caso de tener una necesidad, con gran servicio de post-venta”, dice Anselmo, quien recuerda que además son instaladores oficiales homologados en antenas; “reparamos casi de todo y nos dedicamos también a todo lo concerniente en bicicletas”, apuntan.

En cerca de seis décadas de negocio han ocurrido infinidad de anécdotas, “como la de un señor que vino a arreglar una escobilla del baño”. Entre risas también recuerdan cómo en los años 60 una señora quería devolver un frigorífico porque metía el botijo y al instante quería que el agua se enfriara. Pero quizá, la más desternillante ocurrió cuando una persona “pidió una pila de un metro, nosotros nos imaginamos la linterna del tamaño de un bastón; las pilas más grandes son de cuatro centímetros, dijimos a la señora, quien nos contestó que ella lo que buscaba era una pila de fregar”.

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