El vizcaíno Pablo Andonegui y su casa de la Calle Mayor


Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del Arte

Escudo en piedra de Pablo Andonegui, fechado en 1784.

Hace ya tiempo que una lectora de esta sección solicitaba que hiciéramos un recorrido por las casas blasonadas de Medina de Rioseco, su historia y su origen. El número de viviendas riosecanas con piedras armeras en su fachada hoy día se reduce apenas a ocho. El desprecio por lo antiguo y especialmente por la arquitectura, nos ha privado de conocer otras muchas más que existieron en nuestra ciudad y que fueron demolidas por una modernidad mal entendida.

Hoy haremos referencia a la situada en el número 33 de La Rúa y que fue propiedad de Pablo Andonegui (o Andonaegui) y Aguirre en la segunda mitad del siglo XVIII. En realidad se trata de una vivienda ya edificada a principios del siglo XVI, que fue comprada por este vizcaíno posteriormente. Una casa con bodega, soportal y local comercial, vivienda de dos pisos volados sobre canecillos mudéjares y patio posterior. La casa tipo de un mercader que es lo que era precisamente este buen hombre.

Pablo Andonegui había nacido en Munguía (Vizcaya) en 1737 y se había trasladado a Medina de Rioseco para ejercer su actividad comercial. Aquí se casó con María Manuela Rodríguez Carpintero en 1764, en la parroquia de Santa María, a la que pertenecía por residencia. Pablo Andonegui era mercader, o sea, un comerciante al por mayor, y en los bajos de su casa de La Rúa tenía su almacén. Por un pleito de 1780 sabemos que en él había una amalgama de objetos de lo más variados: escopetas, candiles, sierras y “otros géneros de hierro que le mandaban desde Vergara”.

La dinastía de los Andonegui se perpetuó en Rioseco por varias décadas. En 1856 aún figuraba un José María Andonegui en los estatutos de la Cofradía de Castilviejo, como vicario arcipreste de la localidad. Según datos aportados amablemente por Javier Ubal Martín, la vivienda pertenecía en 1868 a la familia Esteban Rubio y es por esos años en los que el apellido Andonegui desaparece del vecindario de Rioseco.

Artesonado de madera del siglo XVI que tenía el salón de la casa, hoy desparecido.

En 1779, Pablo Andonegui inició un pleito en la Chancillería de Valladolid, sobre su hidalguía. Su petición fue aceptada al año siguiente, aunque su estatus de hidalgo no estaba basado en una larga lista de  antepasados nobles (más o menos inventada, como ocurría en casi todas las hidalguías), sino en el derecho de hidalguía universal que gozaban los habitantes de las Provincias Vascongadas de Vizcaya y Guipúzcoa.

En 1784 mandó colocar la piedra armera en la fachada de su casa, siguiendo el diseño propio del linaje de los Andonegui de la anteiglesia de Berriatúa, que tenían por blasón un escudo cuartelado, el primer y cuarto cuartel en gules (azul) con un castillo de oro y el segundo y tercer cuartel en oro, un roble de sinople (verde) arrancado. El escudo de Rioseco está adornado de lambrequines que nacen del yelmo, entrecruzados con trofeos militares, que aluden al pasado guerrero de sus antepasados, Según los datos aportados por él y los testigos presentes, sus antepasados, Juan, Lope y Fortún de Andonegui, habían estado presentes en la batalla de Las Navas de Tolosa. De él pende una cartela que deja bien claro la propiedad de la casa y el linaje hidalgo al que pertenecía el dueño, pudiéndose leer en él: “DE ANDONAEGVI. 1784”.

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