El viejo coso a la espera, silencioso, de la fiesta


Fernando Fradejas de Castro

Tras el muro de tapial se esconde una de las joyas riosecanas. A veces desconocida, otras maltratada. Lo cierto es que la Plaza de Toros de Rioseco, el viejo Coso de El Carmen con 150 años en sus tendidos, es uno de los recintos taurinos con más solera y más añejo de la geografía nacional. Y no sólo porque por ella hayan pasado todas las figuras de las últimas décadas, sino también por la singularidad de su ruedo, no redondo, sino decagonal, desprovisto de callejón, con diez burladeros dobles o porque, por ejemplo, es el único coso de España al que se puede acceder a su palco presidencial en vehículo. En la bucólica imagen de Fernando Fradejas, la antañona plaza espera silenciosa a que en las próximas horas la fiesta, el bullicio y los olés vuelvan a retumbar de nuevo en sus sillares de piedra o en sus balconcillos de madera. Luego volverá a quedar silenciosa y solitaria hasta otro año. Siempre bajo la atenta e inquisidora mirada de la torre de Santa María; otra joya.

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