El retablo de la Concepción en la iglesia de Santa María


Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del Arte

El altar dedicado hoy al patrón San Juan Bautista en la iglesia de Santa María, estuvo hasta hace pocas décadas ocupado por una imagen de la Virgen de la Concepción. Si caminamos hasta la nave del Evangelio, la situada al lado izquierdo, y al llegar a dicho retablo bajamos la vista hasta el suelo, veremos tres lápidas de pizarra negra que dicen: “(Este altar) es de Phellype Por(r)ero y de Ana Yzquierdo su mujer y patronos. Syrbyeron a nuestra Señora de la Comcepcyon con este altar y retablo dorado como está. Año de 1639” “De Ana Yzquierdo y de Phellyppe Por(r)ero, dotaron los sabados una mysa a Nuestra Se…”

Se trata de la lápida fundacional de dicho altar, que fue cortada y removida siglos después como el resto de las que forman el suelo del templo.

La fundadora fue Ana Izquierdo, una riosecana, hija de Juan Izquierdo y Beatriz Lobaz, bautizada el 13 de enero de 1578 en esta misma parroquia. El 1 de junio de 1601 contrajo matrimonio en la misma, con Felipe Porrero y al año siguiente, el día 22 de febrero lo hizo con Baltasar Cidrón, hijo de Roque Cidrón y Ana Nuño.

El segundo marido de la fundadora de dicho retablo fue uno más de los muchos comerciantes con los que contaba Medina de Rioseco en esta época. En este caso Baltasar Cidrón se dedicaba a la importación y comercio de pescado. Este dato nos lo proporciona un curioso documento de contabilidad del propio Ayuntamiento riosecano, que declara que tenía con dicho Baltasar Cidrón una deuda de 2.924 maravedíes, que se debían en concepto del pescado que se le compró para entregar como “dádivas a los favorecedores de un pleito que tiene este ayuntamiento, en Valladolid, sobre el privilegio de los portazgos”.

La primera de las fotografías de este artículo fue realizada por el historiador Francisco Antón, en los años treinta. Resulta llamativo ver en ella como en un principio la tarima de madera sólo se limitaba a la base de los bancos y no a la totalidad de la nave central como ocurre hoy. En ella se aprecian aún las lámparas de cristal que iluminaban las naves de la iglesia, y las cortinas que cerraban los ventanales. Pero si dirigimos la atención al retablo, veremos en él, una imagen de vestir, la Virgen de la Concepción, titular del altar, hoy en paradero desconocido.

La segunda fotografía fue realizada por los mismos años por otro historiador del Arte, el alemán Georg Weis. En ella se aprecia mucho mejor dicha imagen de la Virgen, que al estilo del resto de las esculturas vestideras, tenía pelo natural y distintos vestidos y mantos que se cambiaban a lo largo del año. También en esta instantánea se observa mejor el diseño de las lámparas, así como el balaustre que rodeaba el altar mayor y la disposición primitiva de las escaleras, que fue transformada en los años 60.

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