El niño polaco que nació en Rioseco


Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del Arte

Portada del libro de bautismos de la parroquia de Santa María.

De entre las decenas de pequeñas historias que guardan los registros parroquiales riosecanos, existe una verdaderamente curiosa que vamos a relatar hoy y que tuvo lugar por estas fechas, en concreto un 27 de junio del año 1809.

La Guerra de la Independencia se encontraba entonces en pleno desarrollo y Medina de Rioseco, por ser un importante nudo de caminos suponía para las tropas nacionales y extranjeras, un lugar destacado de paso y de acantonamiento de las mismas. A mediados de 1809 eran los regimientos napoleónicos y sus asociados quienes nos visitaban contra nuestra voluntad, en concreto, en el municipio se alojó una numerosa porción de la Legión del Vístula, unidad polaca aliada del emperador Bonaparte. Para ellos Rioseco no era una novedad, puesto que su caballería ligera, los renombrados lanceros, ya habían tomado parte un año antes y de manera destacada en la Batalla del Moclín.

En aquella época era habitual que los soldados llevaran consigo a sus familias en sus desplazamientos. Ese fue el caso del cabo Jakub Rutkowsky, al que acompañaba su mujer que estaba embarazada. Y casualmente, mientras el matrimonio se encontraba alojado en Rioseco, nació su hijo. Y como buen polaco y ferviente católico, Rutkowsky no dudó en buscar de inmediato un sacerdote para que le bautizara.

El libro de este sacramento de la Parroquia de Santa María, recoge el testimonio de aquel hecho:  

Acta de bautismo del niño Tomasz Zoïl.

“Martes veinte y siete de Junio de este año de mil ochocientos y Nueve Yo Dn Cayetano de Neyra Beneficiado de Preste Mayor del cabildo Eclo [eclesiástico] de esta ciudad de Medina de Rioseco y cura de esta Yglesia Parroquial de Santa María de ella = Baptice solemnemente a Tomas Zoil [Tomasz  Zoïl], hijo de Santiago Ignacio Rutcosqui [Jakub Ignacy Rutkowsky], caporal de la quarta compañía del primero Batallon del Reximto Numero Quatro de Polacos, de Infanteria ligera, auxiliares de la Francia, y de Ana Sibierca [Anna Siwierka], aquel Natural de Torón [Torun] y esta de Briuslabe [Breslau] que, en el Palatinado de Morabia, en el Reyno de Polonia no puedo dar mas razón, Nacio el Baptizado en este dia, Diosele por Abogados a San Pedro y San Pablo Apostoles fueron sus Padrinos Tomas de Paz Natural de San Miguel del Valle Obispado de Leon, marido en segundas numcias [nupcias] de Isidora Martinez, Natural de esta ciudad de Rioseco y ambos vecinos de ella, aquien adberti el parentesco espiritual y demas obligaciones y Manuela Martinez Natural de esta ciudad muger de Manuel Alexo de la misma Naturaleza, y vecinos de ella, siendo testigos José Villar, Santos Collantes y Manuel Carrera, todos naturales vecinos y residentes en esta ciudad y cofirmaron los testigos y uno por el Padrino =

Dn. Cayetano de Neyra [rúbrica]

Por el padrino Santos Collantes

José Villar

Manuel Carrera

Soldados, en este caso españoles, llevando consigo a sus familias, como lo haría el cabo Rutkowsky.

Leyendo el acta saltan a la vista muchos detalles, que hacen sospechar el tenso ambiente que se vivió aquel día en el templo riosecano. Podemos imaginar la escena: el cabo Rutkowsky expresándose en un mal francés y en un peor español, el cura atemorizado -al recordar las dantescas escenas vividas por esas fechas el año anterior- y haciendo grandes esfuerzos por entender al polaco y por castellanizar nombres, apellidos y ciudades de origen de los padres. El nerviosismo le hace saltarse alguna que otra palabra y disculpar sus errores con la frase “no puedo dar mas razon”. Está claro que los padrinos tuvieron que ser improvisados y posiblemente se tratara de los propietarios de la vivienda en la que se alojaba el matrimonio polaco. En el apartado de las firmas incluso percibimos que el ciudadano escogido para hacer las veces de padrino ni siquiera llegó a comparecer. Actuaron de testigos los propios sacristanes de Santa María y de la ermita de La Soledad, y entre ellos reconocemos a Santos Collantes, que pocos años después (1827), protagonizará un sonado juicio por la venta ilegal de alhajas de plata procedentes de esta capilla.

Aspecto aproximado que tendría el cabo Rutkowsky con el uniforme de la Legión del Vístula.

¿Qué sería de Tomasz  Zoïl, aquel niño polaco-riosecano? ¿Sobreviviría a la crudeza de las condiciones de la vida castrense de sus padres? ¿Regresaría a Polonia? ¿Se casaría? ¿Tendría hijos? De haberlos, sería interesantísimo localizar a los descendientes y reunirlos con los sucesores de sus padrinos.  

Diez meses antes de este accidentado acristianamiento, otro polaco protagonizaba también una anécdota ocurrida en Rioseco. Pero esa la conoceremos en el próximo reportaje de LA VOZ DEL AYER.

share on: