El inolvidable recuerdo de la brillante luz de ‘Carburo’

La pasada semana moría el popular riosecano Frutos Sánchez, el hermano más veterano de la Cofradía de San Juan de la Cruz y fundador de la Peña El Carburo

Miguel García Marbán

Frutos Sánchez 'Carburo', en una foto durante las pasadas Elecciones Municipales junto a sus mujer.

La brillante y singular luz de Carburo se ha apagado. La semana pasada moría a los 87 años de edad el popular riosecano Frutos Sánchez, el hermano más veterano de la Cofradía de San Juan de la Cruz, al que todo el mundo conocía como Carburo.

Trabajador incansable durante pocos años de la Fundición Morán y durante toda su vida, hasta su jubilación, de la Fundición Urbón, es imposible no recordar a Frutos con una imborrable sonrisa que llenaba una cara que, una y otra vez, transmitía la sensación de estar hablando con una buena persona. Precisamente, su apodo le llegó de sus años en la fundición cuando Frutos le dijo a un compañero, que llegaba con la cara enrojecida, “vienes como un carburo”. Desde entonces, Frutos sería Carburo.

Gran aficionado a los toros y a la caza, en los años 50  del siglo pasado se haría cargo, junto a su esposa Francisca Valbuena, Paca, del popular Bar Estrecho, parada obligatoria en la calle Mayor de los trabajadores de las fundiciones en un rápido vaso de vino antes de ir a comer. Fue en este mismo bar donde Frutos junto a un grupo de amigos fundarían la Peña El Carburo, que ha llegado hasta nuestros días.

Su padre, Manuel Sánchez, Monene, le inculcó la devoción a San Juan de la Cruz, al igual que él mismo haría años más tarde con su hijo Frutos y con su nieto José. Ahora, indudablemente ya se encuentra sentado junto al pequeño carmelita de Fontiveros que, a buen seguro, le estará recitando algunos de sus maravillosos versos.

Algunas personas parecen haber venido a este mundo con algún secreto fin. Es seguro que Frutos Sánchez estaba destinado a que le llamaran Carburo, pues tenía la misión de dar algo más de luz a esta vida regalando a grandes y pequeños sus constantes sonrisas. Por eso, la luz de este Carburo no se apagará nunca. Ya la guardan celosamente en su memoria su esposa Paca, sus hijos Frutos y Mª. Carmen, sus nietos Mario, Alberto, Rubén, José, Maite y Mónica, sus bisnietos, sus amigos, sus compañeros de la Peña El Carburo, sus hermanos en San Juan de la Cruz y todos los que le conocimos.

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