El fútbol riosecano y el cántabro se unen en el Trofeo de San Juan

Todas las categorías del CD Rioseco y del Arenas de Frajanas de Astillero disputan hasta 14 partidos en una gran fiesta del deporte rey en Rioseco

Teresa Castilviejo

Los amantes del fútbol disfrutaron ayer de una jornada maratoniana en torno al deporte rey con la celebración del Trofeo de San Juan 2012. Todas las categorías del CD Rioseco se enfrentaron a sus homólogas al club cántabro de Arenas de Frajanas de Astillero, disputándose un total de 14 partidos.

Sin duda, uno de los encuentros que suscitó mayor atención del público fue el que disputaron los dos primeros equipos. Justo antes del pitido inicial ambas plantillas hacían el pasillo al conjunto del cadete del CD Rioseco, campeón de Liga, y al santanderino también vencedor de su grupo. Al final el conjunto anfitrión, entrenado por Mario Navarro y David Martín y en el que tomaron juego hasta siete cadetes, se llevó la victoria por cuatro a uno, derrotando al Arenas de Frajanas, que milita en Tercera División.

Pero el resultado era lo de menos, lo verdaderamente importante de la jornada vivida ayer en el Polideportivo Municipal fue la convivencia y armonía existente durante todo el día en torno al fútbol. “Ha sido un día perfecto que hemos podido vivir gracias a todos los padres, delegados, árbitros, entrenadores, directivos y jugadores”, explicaba el presidente del CD Rioseco, Benito Conde.

Por su parte, el alcalde de Medina de Rioseco, Artemio Domínguez alentó a todos los presentes a que continúen con el espíritu deportivo y aprendan de los valores que transmiten los mayores., mientras que el vicepresidente del club riosecano, José Pérez tuvo un reconocimiento especial para los niños que integran la Escuela de Fútbol, puesta en marcha en la presente temporada

El presidente del club Arenas de Frajanas, José Antonio García manifestó su agradecimiento por la acogida que habían tenido e instó a toda la cantera riosecana a que visiten Astillero y puedan vivir una jornada futbolística allí. Se ponía fin así a una intensa jornada en la que el fútbol permitió que dos clubes, uno santanderino y el otro riosecano, y dos aficiones se hermanasen.

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