
Ante un abarrotado recinto ferial, acompañados por una noche espléndida, estos jóvenes riosecanos amantes del mundo del caballo y del flamenco, lo volvieron a conseguir. Sorprendieron con sus coreografías y con sus originales números en la que la doma y el baile se conjugan armoniosamente.
No faltó la doma vaquera de Francisco, o de alta escuela con Jesús y Antonio, además de un vistoso número de garrochas con fuego. Por su parte José, Jesús, Toño, Adrián, María, Marta, Salomé, Clara, Silvia y Vanesa sorprendieron con sus versiones de canciones tan conocidas como Despacito. Las monturas de los jinetes bailaban al ritmo de la música y se unían armoniosamente con las bailarinas.
Aunque el momento más especial de la noche llegó cuando las luces del parque de la Dársena se apagaron. Entonces voló la imaginación, la inspiración y la fantasía. Con una versión del clásico de Cenicienta, esta vez a caballo, y con un espectáculo de luces y sonido el grupo Aires del Sequillo puso la guinda a una gran actuación. Detrás, meses de intenso trabajo, aderezados con esfuerzo, ilusión y creatividad, y siempre con una dosis de altruismo. Así volvieron a sorprender y su recompensa llegó con una calurosa ovación. Este domingo, el grupo Aires del Sequillo volverán a repetir algunas de estas actuaciones (20 horas).
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