
El objetivo es claro: «enseñar y descubrir cómo se trabaja la madera, cómo con las gubias, transformamos un trozo de madera en una obra de arte», según expresa el propio escultor, quien adelanta que el fin último es crear en un futuro una escuela y un taller artesano de interés regional.
Con una metodología activa y participativa, los alumnos podrán conocer de forma progresiva la madera, sus clases, su formación natural desde el árbol hasta que llega al banco de trabajo, sus cualidades y cómo se trabaja en cada uno de sus pasos con el diseño de un dibujo, desbaste, volumen y talla con el acabado final, tanto en bajorrelieve como altorrelieve.
Martín mostraba su satisfacción por lo bien que ha sido acogida la iniciativa pues ya cuenta con varios alumnos. Con precios muy económicos, las clases, de una hora, están dirigidas a alumnos desde 10 a 70 años, en horarios de mañana, tarde y noche, con grupos máximos de 4 personas.
Además la madera y las herramientas corren por cuenta del profesor, quien señala que «los alumnos tienen que traer ganas de aprender y de disfrutar y pasarlo bien con una actividad que no me cabe duda que va a sorprender a grandes y pequeños».

En la obra de Ángel Martín destacan la escultura en bronce homenaje al cofrade que preside el atrio del Museo de Semana Santa, las esculturas en madera del paso del Cristo de la Paz y la Misericordia de la Cofradías de Jesús Divino Obrero de León, las copias que realizó de la Virgen de Carejas de Paredes de Nava y de la Virgen de Riego de Villavellid o un cristo que preside la Residencia de Ancianos de Santo Toribio de Mayorga, así como distintos tronos y tableros que ha realizado para cofradías de las Semanas Santas de Valladolid y Medina de Rioseco.
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