El día que San Antonio María Claret predicó en Rioseco

Hoy 24 de octubre, festividad del patrono de los claretianos, este artículo recuerda como fue la visita del confesor de la Reina a la Ciudad de los Almirantes

Por Cristóbal Fernández*. Fotos: Fernando Fradejas

El día 26 de julio de1858, en su viaje al noroeste de España con los Reyes, llegaba el arzobispo y confesor de la Reina Antonio Mª Claret a la antigua capital de los Campos Góticos, a las diez de la noche, y precedidos de una lujosa comparsa de jardineros lujosamente vestidos, que en la plazuela de Santa Cruz esperaban a sus Reyes, y de una danza de niños que, enlazados con cintas de colores, ejecutaban preciosos juegos, llegaron SS. MM. calurosamente vitoreados por inmenso público a los magníficos alojamientos preparados.

En esta ciudad de templos enormes y artísticos también predicó el P. Claret, durante las breves horas de su estancia, en uno de ellos; donde al penetrar la Reina y ser objeto de espontáneas ovaciones del inmenso concurso, la voz vibrante del arzobispo se impuso a la multitud reclamando silencio e intimando que en los templos sólo  podía vitorearse al Rey de la Gloria. [Esto ocurrió en la iglesia de Santiago, donde se conserva un confesonario en el que -según la tradición- atendió a los fieles que deseaban confesarse].

También es tradición que, al salir de la iglesia popularmente llamada de Santo Domingo, por aquel entonces muy deteriorada, dijo: aquí predicarán un día mis misioneros. Allí llegaban efectivamente en julio de 1894, siendo todavía  hoy residencia de los Misioneros Claretianos, [aunque ya no presentes en la ciudad].

También visitó el Padre Claret y predicó a las Carmelitas Descalzas, según consta en el libro becerro del convento. Dice así el apunte carmelitano: «El año 1858 estuvo en esta ciudad de Rioseco el Venerable P. Antonio Claret, Fundador de los PP. del Purísimo Corazón de María acompañando a la Reina Isabel II con el Príncipe Alfonso XII. Llegaron el 26 de julio a las 10 de la noche. Se hospedó en casa de D. Juan Fernández; a la mañana visitaron las suntuosas iglesias y magníficas iglesias de esta ciudad. Llenáronse de fieles que ansiaban escuchar su apostólica palabra, a quien todos le miraban como santo bajado del cielo; a la mañana vino a nuestra iglesia, nos dijo Misa, nos dio la comunión, dio gracias, un buen rato pasó al locutorio, tomó chocolate, llamó a la Comunidad; nos quedamos admiradas de ver a aquella persona tan venerable, su rostro de un santo y sus palabras del cielo. Nos echó una plática fervorosísima del amor de Dios y de perfección y observancia religiosa, nos exhortó al sufrimiento, hacer y ejercitarse en buenas obras todos los días sin cansarse, concluyó: hermanas mías haser y sufrir, a ser y sufrir repetido. Parece pegaba fuego al corazón sus palabras. Le suplicamos trajese una fundación de Padres a Medina de Rioseco, que no nos arreglábamos con los curas para nuestra dirección, y nos respondió: Sí, sí, tened paciencia que ya vendrán, entretanto conformarse con la voluntad de Dios. Esto está escrito por una religiosa que lo presenció».

En este convento se conserva como recuerdo de esta visita un cuadrito con el siguiente contenido: «Cuatro cosas para que la religiosa conozca si ama a Dios:  1ª- Si guarda con toda exactitud la Ley de Dios, su Regla y Constituciones. 2ª- Si hace todas las cosas puramente por agradar a Dios, sin mezcla del amor propio ni aun en lo más mínimo. 3ª-  Si acepta de buena voluntad todas las penas y trabajos que se le ofrezcan en esta vida mortal. 4ª- Si pide continuamente por la conversión de los pecadores y perseverancia de los justos». [En el convento conservan las Madres el sillón de cuero del locutorio donde se sentó el P. Claret].

De allí se fue, según documento que se conserva en el convento, a visitar a las Madres Clarisas, a las que también dirigió una plática y, como recuerdo, les dio una medalla; pero habiendo faltado para una religiosa, se desprendió de la que llevaba en el rosario y se la entregó. En el nº 2  de la calle Román Martín podemos ver hoy la casa donde se hospedó con motivo de esta visita y una pequeña lápida de mármol que recuerda el acontecimiento: «El Exmo. Ayuntamiento dedica un recuerdo al Apóstol del siglo XIX San Antonio María Claret. En este lugar donde hizo estancia el día 26 de julio de 1858. Medina de Rioseco 25-X-1950. Año de su canonización».

*Artículo escrito en 1946 por el historiador claretiano Padre Cristóbal Fernánde z (+)

Una calle en la localidad
Siendo alcalde de Medina de Rioseco Don Eduardo Franco Felipe, se aprobó que se denominara  San Antonio Mª Claret  una nueva calle perpendicular a la calle San Juan, formada por los pisos popularmente llamados de Acuña. La placa metálica que lo indica -y que no sé en qué año se colocó- pone con  tipo de letra más pequeño DE SAN ANTONIO, de ahí que mucha gente e incluso la guía telefónica de Valladolid la llame  -incorrectamente-  calle del Padre María Claret. El día 24 de octubre se celebrá la fiesta de San Antonio María Claret, patrono de los claretianos, por recordarse el aniversario de su muerte (24 de octubre de 1870). Informa Eugenio Jesús Oterino.

share on: