Un total de 500 amantes de las bicicletas participaron el pasado sábado en el Desafío Canal de Castilla. Una intensa marcha cicloturista que, por primera vez, llegó a Medina de Rioseco. Así, los participantes recorrieron sobre sus bicicletas de montaña, en un día, los 160 kilómetros de caminos de sirga que unen Alar del Rey y la Ciudad de los Almirantes. “El recorrido se ha variado este año. En lugar de ser desde Alar hasta Valladolid, lo hemos hecho hasta aquí. Salieron de Alar en torno a las diez y la previsión es que tarden unas 8 horas en llegar los primeros”, afirmaba Jorge Real, uno de los miembros de la organización del evento.
La prueba es, sin duda, una de las mejores alternativas turísticas que ofrece esta obra de ingeniería civil, que según Real está infravalorada: “Es un paraje perfecto para gente cicloturista, para gente que le gusta correr. Un entorno muy bonito que deberíamos explotar más”. A su vez, esta marcha sociocultural por las veredas del Canal de Castilla no es competitiva, puesto que lo importante es participar y, sobre todo, disfrutar. “Los objetivos del evento son reunir a amantes de la bicicleta y tratar de hacerlo disfrutando”, aseguró Jorge. Al tratarse de una prueba no competitiva, no hay primeros ni segundos; del mismo modo que tampoco se entregan premios. No obstante, lo que sí que se realizan es «diferentes sorteos de productos relacionados con el mundo biker (cascos, trajes…) y se entrega una plaza conmemorativa a los participantes más longevos», tal y como explicó Real.
De esta manera, a las siete de la mañana partían los autobuses desde Rioseco, con parada en Valladolid, dirección Alar del Rey. El pistoletazo de salida sonó al filo de las diez de la mañana, tras el emotivo homenaje a Laudeino Cubino, exciclista profesional. Así pues, los 500 ciclistas, venidos de un total de veinticinco provincias de la geografía española y con un rango amplio de edades, fueron realizando diferentes paradas (la esclusa de Frómista, el museo de Villaumbrales, Becerril y Fuentes) hasta llegar a su destino: la Dársena riosecana. Allí les esperaban voluntarios y organizadores “con diferentes refrigerios y bocatas para que repongan fuerzas”.
El Desafío Canal de Castilla cumplió así su séptima edición. Atrás quedan aquellos primeros pasos sobre el sillín de un grupo de amigos. “Esto comenzó cuando cinco amigos empezaron a andar por el Canal y se pusieron el reto de hacer este desafío. Poco a poco se les fueron uniendo más gente y, al final, decidimos hacerlo de una manera más organizada y a una mayor escala”, recordaba Jorge. Hoy por hoy el reto está totalmente consolidado y ha crecido mucho en todos estos años, sobre todo, en lo relativo al número de participantes. “Empezamos con unos 80 participantes, el año pasado tuvimos 400 y ya este año hemos conseguido cien más. E incluso mucha gente se quedó sin poder inscribirse porque el flujo del Canal es limitado”, detalló el organizador.