El culto nocturno a la Eucaristía vuelve a la iglesia de Santa María

Desde el pasado mes de enero se ha refundado dentro de la parroquia la sección de la Adoración Nocturna que ya existió desde 1954 hasta finales de los años 70

Un reportaje de Miguel García Marbán

El párroco Roberto Pérez con el estandarte de la Adoración Nocturna.

Se sabe que los primeros cristianos celebraban por lo general sus reuniones protegidos por las sombras de la noche en las catacumbas. Entonces, se agrupaban junto a las tumbas de los apóstoles o de otros santos mártires en donde los sacerdotes celebraban la misa en la cual se les impartía la sagrada Eucaristía que recibían después de adorarla.

Sin embargo, la costumbre de adorar en una iglesia, con turnos sucesivos, al Santísimo Sacramento en una vigilia nocturna en su forma actual, conocida como Adoración Nocturna, fue iniciada en París en 1848 por el judío converso Hermann Cohen. En España se establecería en 1877.

Con el inicio del año 2011, la parroquia de Santa María y Santiago de Medina de Rioseco ha recuperado la sección de la Adoración Nocturna que desde 1954 hasta finales de los años 80 había existido con gran éxito en la localidad. La primera vigilia de la primera vigilia en el mes de enero contó con la presencia de la representación de la Adoración Nocturna de Valladolid.

El sacerdote de la parroquia que ha coordinado la recuperación en la actividad, Roberto Pérez, destacó que la iniciativa “obedece al consejo de Juan Pablo II y, luego, de Benedicto XVI de dar más relieve a las devociones eucarísticas”.

La Adoración Nocturna en Rioseco, que se lleva a cabo cada primer viernes de mes en la iglesia de Santa María, se inicia con una misa y se prolonga con una vigilia de dos horas durante las que se reza el Santo Rosario con momentos de silencio.

El sacerdote Roberto Pérez adelantó que a lo largo del año se realizarán vigilias en fechas señaladas como el Corpus Christi y Jueves Santo, y en junio tendrá lugar un encuentro de Adoración Nocturna de toda la diócesis que tendrá el nombre de Vigilia de las Espigas. La actividad durará toda una noche que, con distintos turnos de vela, finalizará con una misa y la procesión del Santísimo hasta las proximidades del arco de San Sebastián donde se bendecirán los campos.

Son muchos los que en Rioseco aún recuerdan la anterior Adoración Nocturna con vigilias de toda la noche Unos años en los que también existió la sección de los Tarsicios que tenía como objetivo formar en la fe y acercar a los niños a la Eucaristía. El nombre se deriva de san Tarsicio, niño mártir de la Eucaristía que vivó en el siglo I y que fue el primero en proclamar su fe en el misterio eucarístico hasta el extremo de dar su vida.

El párroco riosecano de muchos de aquellos años, Gabriel Pellitero, recordó con emoción aquellas vigilias en las que junto a la fe había una buena camaradería que daba lugar a un ambiente distendido en los momentos en los que no se velaba al Santísimo. Incluso en la madrugada había un momento para una chocolatada con churros. Pellitero, como sacerdote formaba, parte del equipo espiritual encargado de dar formación, responder a las dudas o llevar a cabo la formación.

Eran vigilias que se hacían en la iglesia de Santa María durante toda la noche en  turnos de una hora. A la sección de la Adoración Nocturna llegaron a participar cerca de 60 personas que se dividían en grupos de 9 o 10 personas que asistían a la vigilia en la noche del sábado al domingo de cada mes. También, como ocurrirá en la actualidad, se llevaban a cabo vigilias especiales en el Christi y el Jueves Santo.

Aunque en la actualidad son más de 22 los riosecanos que ya se han inscrito a la nueva sección de la parroquia, el sacerdote Roberto Pérez recordó que la asistencia a la Adoración Nocturna es libre para toda aquella persona que quiera participar y señaló que el fin es hacer de este grupo “la caldera espiritual de Medina de Rioseco”.

El domingo, tras la misa de una, el presidente de la Adoración Nocturna de Valladolid, Fernando Alonso, impondrá a los adoradores riosecanos las insignias que minutos antes habrán sido bendecidas.

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