El antiguo paso de la Trinidad y las cofradías riosecanas


Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del arte

Medina de Rioseco es una de las ciudades españolas más aficionada a procesiones y cofradías. La prueba está en el gran número que aún existen en la ciudad y que van más allá de las conocidísimas que tienen sus días señalados en la Semana Santa. Si elaborásemos una lista de todas las no penitenciales (sacramentales y de gloria), que aún perviven y las ya extinguidas, su longitud sería considerable. Sabiendo que nos vamos a dejar algunas de ellas sin nombrar, vamos a intentarlo.

Aún se mantienen en pleno auge la de Santa Teresa, la de San Juan de la Cruz, la de la Virgen del Carmen, la de la Virgen de las Nieves, la de Ntra. Sra. De Castilviejo, la del Cristo de Castilviejo, la de la Virgen del Rosario (con sede en la iglesia de San Pedro Mártir), la de San Marcos, la de San Isidro Labrador, la del Cristo de las Puertas y la de San Roque. A las que se las ha unido recientemente la de Santa Águeda.

Mientras que ya han desaparecido las del Santísimo Sacramento (una por parroquia y otra más por el convento de San Francisco, la de Santa María se llamaba Congregación de Escalvos del Santísimo Sacramento),  la de Los Hermanos del Trabajo, la de Santa Bárbara, la de San Miguel de Mediavilla (con sede en la destruido templo de San Miguel), la de San Andrés de Pozas (con ermita propia), la de la Virgen de la Era (mal llamada a veces de Lera y con ermita en el campo), la de La Esperanza (cuya imagen titular se guarda en un retablo lateral de Santiago), la de San Juan Bautista, la del Cristo de las Aguas, la de la Concepción, la del Cordón y la de San Antonio de Padua (con sede en San Francisco), la de San Crispín y San Crispiano, la del Nombre de Jesús (una en Santiago y otra en Santa Cruz) y la de la Caridad y Misericordia (los restos de cuya capilla se conservan entre las calles del mismo nombre). También han corrido la misma suerte la de Nuestra Señora del Sagrario (perteneciente a la parroquia de Santa María), la de las Ánimas del Purgatorio (asociada a la del Santísimo Sacramento, de Santa María), la de las Ánimas Pobres (con sede en el Hospital de San Juan de Dios), la de la Congregación de Sacerdotes y la de la Trinidad.

De muchas de ellas se guardan asimismo las varas y custodias de plata, así como las imágenes procesionales, como es el caso de esta última, la de la Trinidad, hoy expuesta en el Museo de San Francisco y que podemos ver en sus andas originales, bajo un arco de nubes y cabezas de serafines, en la antigua fotografía realizada a principios del siglo XX en la capilla de los Benavente y que acompaña este artículo. La triple escultura es de finales del Barroco (finales del XVII), está atribuida a Tomás de Sierra y se guardó durante muchos años en la sacristía de Santa María. Allí pasó cuando el hospital de la Trinidad fue demolido en los primeros años del siglo pasado. Un edificio, del XVII, construido en ladrillo y piedra, próximo a la Capilla de los Benavente y que cerraba por el lado este el corro posterior de Santa María. A él ya dedicamos un artículo en este rincón de La Voz del Ayer, del que ahora dejamos su enlace aquí, a la vez que nuestros mejores deseos para esta Navidad.

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