Dos riosecanos bucean en los apellidos Rodríguez y Santamaría

El Pub Nelson acoge el árbol genealógico de estos dos apellidos riosecanos que han elaborado David Casado y David Cano tras muchas horas de trabajo

Dos riosecanos han culminado un estudio de muchas horas de trabajo con el árbol genealógico de los apellidos Rodríguez y Santamaría. Fruto de esta investigación es el gran árbol de más de seis metros de longitud que se puede visitar en estos días en el Pub Nelson.

David Casado y David Cano son riosecanos; el primero de la hermandad del Longinos y el segundo de La Escalera. Un día decidieron poner en común todos los datos que ambos tenían sobre estas dos familias, que han conseguido descifrar hasta 1738, aunque obteniendo información hasta 1600.

“Han sido meses de mucho trabajo. Además de ir casa por casa, hemos consultado el archivo parroquial de Santa María, una web y nos hemos desplazado hasta otras localidades como Villabrágima, donde hemos podido rescatar algún nombre y fecha válida”, dice David Casado

Pero la investigación no acaba aquí y como buenos semanasanteros, los dos jóvenes están trabajando en el árbol genealógico de la Capilla de los Pasos Grandes, concretamente del apellido Santamaría y Rodríguez, ligado a las cofradías del Descendimiento y La Curcifixión.

En este sentido, David Cano apunta que “más del 50 por ciento de las personas que aparecen en el árbol genealógico están ligadas a La Escalera, concretamente 135 nombres, mientras que 20 corresponden a La Crucifixión”. Asimismo, el objetivo de esta exposición, que permanecerá abierta hasta el próximo 3 de marzo, “es que los familiares puedan conocer su historia”.

Para Laura Ubal, gerente de Pub Nelson, es un “honor que poder acoger este tipo de exposiciones” y avanza que en Semana Santa, como es habitual, se montará la tradicional muestra de fotografías, que se completará con el árbol genealógico de La Capilla.

Teresa Casquete descubre algunos trucos para facilitar la labor investigadora
Hasta hace escasos años, la afición por la investigación genealógica se circunscribía a los países anglosajones, especialmente los EE.UU. En España apenas unas pocas personas realizaban este tipo de búsquedas, normalmente gente con experiencia en investigaciones históricas.

En la última década en nuestro país se ha experimientado un boom en la afición a buscar quiénes fueron los antepasados y han surgido diferentes asociaciones a nivel regional y nacional, donde los interesados se unen para la ayuda mutua.

Nuestra compañera y colaboradora de la sección La Voz del Ayer, Teresa Casquete, es miembro de una de ellas, Hispagen, y nos apunta una línea a seguir para todos los interesados en averiguar quiénes fueron sus tatarabuelos. “El primer paso para todo aficionado a estas búsquedas es la página de los mormones, www.familysearch.org, donde se está volcando la información obtenida por este grupo religioso y donde se pueden encontrar gran cantidad de fechas y nombres de todo el mundo”.

“De Medina de Rioseco están recogidos prácticamente todos los bautizos y matrimonios, realizados en Santa María y Santa Cruz, desde 1.540 a 1.900. Con esto ya se puede hacer un árbol bastante completo, que se puede rematar observando los libros originales guardado en el Archivo Diocesano, donde aparecen nombres de testigos y otros familiares, apodos, dónde estaba la vivienda o a veces si murieron siendo niños”, explica Casquete.

“Además la información se puede completar después, teniendo los datos básicos de esas personas, acudiendo al registro civil o a los archivos históricos (municipal, provincial, Chancillería, militar de Segovia o de Avila, Nacional, de Indias, si estuvo en América…), donde podremos completar sus biografías. Las hemerotecas de periódicos, publicaciones antiguas, en muchos casos digitalizados y colgados en internet, nos pueden ayudar a completar la historia de nuestros familiares” apunta.

Mucha más información se conseguirá si algún antepasado había obtenido la hidalguía, “porque en el expediente del pleito aparecen numerosos datos de los antepasados de estas personas, yo misma he logrado así llegar hasta el año 1.390/1.400, con mis primeros antepasados asentándose en Rioseco”, asegura Teresa Casquete.

“Pero un gran error, es creer que una hidalguía significaba riqueza o descender de un personaje histórico, nada más lejos. Para conseguirlas era común la compra de testigos, aportar datos falsos. Algunos hidalgos eran más pobres que las ratas, no tenían nada, sólo el título. Otro error es creer que los escudos pertenecen a apellidos y eso no es así, los escudos pertenecen a linajes, es decir, familias. Si tú desciendes de alguien a quien se le reconoció documentalmente el uso de ese blasón, tú puedes usarlo, si no, aunque te apellides igual, no, porque no es tuyo”, remacha la historiadora, que anima a todos los riosecanos a zambullirse en esta afición, que genera numerosas sorpresas sobre gente hoy desconocida, pero que fueron nuestros tatarabuelos.

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