Dos jóvenes de Tanzania ingresan en el convento de Santa Clara

Janeth y Prisca, de 18 y 25 años, inician su postulantado en el cenobio riosecano, que cuenta también con tres novicias keniatas y dos monjas mexicanas

Texto y fotos: Ángel Vázquez

Imagen de familia de la comunidad religiosa (en la fotografía faltan una novicia keniata y una monja).

La falta de vocaciones religiosas está provocando que muchos monasterios acaben echando la llave y desapareciendo. Pero desde hace varios años algunos conventos, especialmente los de clausura, han visto en la inmigración una posible solución al abandono de comunidades y cenobios. Este es el caso del monasterio de Santa Clara de Medina de Rioseco, que tiene dos monjas mexicanas, tres novicias keniatas y, desde ayer, cuenta -en esta pequeña ONU religiosa- con dos jóvenes tanzanas que quieren incorporarse a la austeridad y a la vida contemplativa de este histórico monasterio riosecano, fundado en 1491, bajo el auspicio de los Almirantes.

Son Janeth, de 18 años, y Prisca, de 25; los dos últimos ingresos en el cenobio de Medina de Rioseco. Llegaron ayer tarde, después de un largo viaje que les ha llevado desde su tierra natal, una ciudad al pie del monte Kilimanjaro (el más alto de África con 5.891 metros) en Tanzania, hasta el corazón de Tierra de Campos. Cansadas y quizá un poco sorprendidas por toparse ante sí con una nueva vida, pero llenas de ilusión “por servir a Dios”, arribaron a la Ciudad de los Almirantes, en medio de un frío intenso, al que no están demasiado acostumbradas.

Pocas horas después de ingresar tras los gruesos muros del edificio religioso, tuvieron a bien recibir a lavozderioseco.com y a los compañeros de El Día de Valladolid, quien inmortalizaron el momento con una fotografía en la que aparece toda la comunidad, que ha recibido con los brazos abiertas a estas futuras monjas de la orden clariana, y elevan así hasta 11, el número de religiosas que habitan ahora el convento.

Sor Aurora, la abadesa de la orden, aseguraba mostrarse “muy contenta” con la llegada de estas dos jóvenes que ahora iniciarán durante un año el postulantado y que han llegado hasta Rioseco, por mediación del convento  de Agustinas de Sevilla, en el que ya habitan 17 religiosas tanzana sy keniatas.  Sor Concepción, con 57 años de vida consagrada a Dios en Medina de Rioseco,  es actualmente la maestra de novicias,  es decir la encargada “de ir poquito a poco instruyéndolas en la vida religiosa”. Por el momento, las dos monjas tanzanas, que vestirán un uniforme, se irán progresivamente incorporando a todos los rezos y a la vida normal del convento.

“Lo más importante es ahora que vayan aprendiendo la lengua”, dice sor Concepción, “para ello tenemos la suerte de contar con un joven profesor de Rioseco que vendrá a darlas clase”. Ahora, las dos postulantes de color hablan un poco de inglés y en su lengua natal, el kiswahili, muy similar al de las novicias keniatas, con lo cual la comunicación no será demasiado problema.

Prsica tiene 25 años.
Janeth de tan sólo 18 años.

Atrás han dejado sus hogares y sus familiares y ante sí tienen la que a partir de ahora será su casa y su nueva familia. Pero el proceso hasta que puedan convertirse en monjas de clausura es largo. Primero, las dos jóvenes permanecerán un año de prueba llamado postulantado, que finalizará con una emotivo ceremonia en la que destaca el rito de la vestición, en la que serán despojadas del traje de novias para que las sea impuesta el hábito, cordón, toca, corona franciscana y velo blanco que las diferenciará del resto de las religiosas de la comunidad, además de por no llevar escudo y anillo. Una ceremonia con la que las jóvenes tanzanas iniciarán el noviciado que durará dos años y que terminará con los votos temporales que serán por tres años, en lo que se llama juniorado, y que, a su vez, dará paso a la definitiva profesión solemne que se iniciará con una ceremonia en la que se les entregará el anillo como símbolo del matrimonio nupcial con Dios.

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