Donde se esconden los recuerdos; por García y Blanco

Algunos pequeños detalles guardan recuerdos que se esconden detrás de un tiempo ya perdido. Algunas veces esos detalles nos llaman la atención y nos devuelven, o, mejor dicho, nos regalan la presencia del pasado Algo parecido a lo que le ocurre a Marcel, el protagonista de En busca del tiempo perdido, cuando revive un episodio de su infancia mientras toma una magdalena mojada en un té, en esa memoria involuntaria de Proust. Este viejo banco de piedra de la Caja de Ahorros de Salamanca, que ahora nos rescata del olvido la bella fotografía de Rosa Blanco, nos habla de un tiempo ya perdido, de los días de la infancia, de tardes de verano comiendo pipas después de la piscina, de pantalones cortos, de las conversaciones después de una película en el cine Omy, del primer beso, del escondite y de tantos y tantos momentos que “se perderán en el tiempo como lágrima en la lluvia”.