
Desde el parentesco del rey Fernando con el Almirante, sobrino, pues su madre fue Juana Enríquez, hasta su probable pasado judío, llegando al refugio de los reyes recién casados en el palacio del Almirante en Rioseco, después de la boda en Valladolid.
Hoy vamos a referirnos a otro hecho que tiene relación con la historia del reinado y con Rioseco. En las sucesivas vicisitudes que tienen que lidiar los reyes para asentar su reinado, quizás la más importante sea la que tiene relación con el papel de la nobleza castellana en la toma de partido por los dos bandos enfrentados, los partidarios de la princesa Juana y los de su tía Isabel.
Nada nuevo, pues había sido una constante en el reinado de Enrique IV, la supeditación del favor real a las poderosas razones e influencias de muchos nobles castellanos, cuyas intrigas y disputas sangraron al reino. Al lado de la infanta Juana se situaron algunos nobles importantes por sus posesiones y poder.
Uno de los más destacados fue Diego López Pacheco y Portocarrero, segundo marqués de Villena y segundo duque de Escalona. Conde de Santisteban de Gormaz y señor de Osma por su primer matrimonio. Mayordomo Mayor de la corona de Castilla entre 1472 y 1480.
Nombrado Capitán General de la Frontera de Granada, por los Reyes Católicos, ya rehabilitado y perdonado por éstos, en 1490 participó en las acciones militares que condujeron a la rendición del último reino musulmán en la Península Ibérica, donde fue herido y perdió el brazo derecho y estuvo presente en la capitulaciones por las que se entregaba la ciudad a los Reyes Católicos.

También estuvo en esa época en el castillo de Escalona, Juan de Cazalla, obispo de Verisa, que también fue capellán del Cardenal Cisneros. Fundó el monasterio de la Santísima Encarnación de Escalona (1520) y el Convento de la Concepción Franciscana de Ayllón (6 de Junio de 1528).
Su escudo de armas refleja por el lado paterno las armas de su bisabuelo Alfonso Téllez Girón y Vázquez de Acuña y de los Pacheco (en el II Marqués de Villena se recupera el nombre y los dos apellidos de su tatarabuelo, el noble portugués Diego López Pacheco) y por el lado materno, el escudo propio de la Casa de Portocarrero y las de su bisabuelo, Alonso Enríquez, Almirante riosecano.
Diego era el primogénito de Juan Pacheco, uno de los políticos y nobles más influyentes de la época y enemigo declarado de las aspiraciones reales de la princesa Isabel. Con 12 años se casó con Juana Luna, nieta de Álvaro de Luna, con el plan de heredar parte de las posesiones del valido caído en desgracia y ejecutado.

Pero la rebelión de muchas de las villas y ciudades de su señorío hizo que perdiera muchas de ellas que pasaron a manos de la corona. Su mujer Juana Luna murió en 1480 y, en 1484, Diego se volvió a casar en segundas nupcias con una riosecana: Juana Enríquez de Velasco, hermana de Fadrique Enríquez, VI Almirante de Castilla, que mandó construir la iglesia de San Francisco, el palacio que se encontraba frente a este, el convento de Santa Clara y la iglesia de Santa María de Mediavilla y al morir sin sucesión, dejo el título en manos de su hermano Fernando Enríquez de Velasco.
Su bisabuelo materno fue como hemos mencionado con anterioridad Alonso Enríquez, primer Almirante de Castilla y primer señor de Medina de Rioseco. De esta unión nacieron al menos diez hijos, de los que la mayoría fallecieron siendo niños.
Diego López Pacheco había nacido hacia el año 1456 y murió en sus dominios de Escalona (Toledo) el 26 de noviembre de 1529. Juana Enríquez de Velasco falleció apenas unos meses después de su marido, el 26 de abril de 1530, ella y sus esposo fueron enterrados en el monasterio del Parral de la ciudad de Segovia, donde se pueden contemplar sus sepulturas y las del I marqués de Villena Juan Pacheco y de sus esposa, María de Portocarrero [en la imagen inferior].
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