Desde Argentina a Medina de Rioseco, pasando por cien años

La pasada semana Raimunda Carlón Pérez, nacida en Santa Fe, cumplió el siglo de vida en la Residencia de Ancianos desde donde relató su vida

Miguel García Marbán

Raimunda Carlón, posa a sus cien años, con la fotografía de su marido Miguel, con el que se casó a los 65 años

6 de octubre de 1912. Nace en Santa Fe, Argentina, Raimunda Carlón Pérez, que la pasada semana cumplió el siglo de vida en la Residencia de Ancianos de Medina de Rioseco. Como muchos españoles, hasta las tierras argentinas, unos años antes, habían emigrado sus padres, Florencio, peluquero en Medina de Rioseco, y María, de Morales de Campos.

Sentada en una silla de ruedas, en habitación de la residencia, Raimunda trajo al presente el largo viaje de miles de kilómetros de vuelta a España hasta el puerto de Barcelona siendo una niña, y su llegada a Morales de Campos, donde viviría con su familia hasta el fallecimiento de su madre, antes de trasladarse a Valladolid.

La centenaria mujer recordó de forma especial su boda en 1977 con Miguel, vecino de Tamariz de Campos y de profesión caminero, en una ceremonia que tuvo lugar en la vallisoletana iglesia de la Purísima Concepción en el paseo de Zorrilla. Un matrimonio que llegó a los 65 años, pues hasta entonces un tumor en su juventud que la impedía ser madre la había hecho renunciar a tan importante paso. En ese momento, Raimunda sacó de un cajón la foto de su marido, que falleció hace unos años, para emocionarse al pensar en la felicidad de los años pasados junto a él.

No dejó Raimunda de recordar a sus dos hermanas, Socorro e Isabel, que viven en Valladolid y Argentina, ésta última al casarse en España, casualidades de la vida, con un argentino y marchar a vivir a aquel país, sin olvidar a sus 22 sobrinas, en especial a la que vive en Burgos, hacia la que siente un cariño especial, al igual que hacia la religiosa sor María Domeño, de la que dijo “ser más buena que el pan”, además de mandarla un recuerdo “allá donde quiera que esté”.

La argentina de nacimiento tuvo también palabras para la actual crisis y su idea de que «tiene que cambiar todo, porque está la vida muy mal”. Una situación a la que “hemos llegado desde que somos europeos”. De sus años de infancia en Argentina rememoró las fastidiosas nieblas de Santa Fe y el constante gusto por el mate.

ResPecto a su futuro, la centenaria mujer expresa no querer cumplir más años porque no entiende que haya llegado a tanta edad con tantos dolores y porque “quiero estar lo antes posible junto a mi marido, Miguel”.

Con sor Sara, aunque no olvida a sor María
La centenaria junto a personal de la residencia
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