David Martínez, en misión de paz y a 3.225 Km de Rioseco

El sargento riosecano, destinado en Fuerteventura, pemanece hasta el mes de noviembre en una misión de la Unión Europea en Malí contra el avance yihad

campaLe separan de su casa 3.225 kilómetros. Su responsabilidad en el ejército hace que durante seis meses esté desplazado en Mali, en una misión de la Unión Europea de ayuda a este país contra el avance yihad. Respira Rioseco -su auténtica pasión- por los cuatro costados y a pesar de estar tan lejos no hay un día en que el sargento David Martínez, más conocido como Campa, no tenga un recuerdo a sus orígenes.

David lleva alistado en el ejército desde 1997. Tras estar destinado en Valladolid, Cáceres, Logroño, Lérida y Madrid desde hace once años forma parte en Fuerteventura del Regimiento de Infantería Soria 9, el más antiguo del mundo, heredero de los tercios españoles. En esta misión, David Martínez es jefe de mecánicos para el mantenimiento de vehículo LMV IVECO del Ejército de Tierra.

Su sentido de la patria y de la ayuda a los demás le ha llevado a participar en otras misiones de paz en el extranjero, como en el año 2009 en Afganistán. Recuerda que fue en misión OTAN “en una de las más peligrosas en las que ha participado el ejército español, con numerosos incidentes contra la insurgencia en ese país”. Cuando se le pregunta por lo más duro de estas misiones, Campa lo tiene claro: “las bajas de los compañeros caídos en la misión y la consiguiente rabia de no poder hacer lo que te gustaría por cumplir las normas de actuación de los organismo internacionales”.

IMG-20150605-WA0000Lo más bonito de su trabajo “es cumplir la misión para que todos estemos en paz y para frenar el terrorismo yihadista”, asegura y no entiende que haya españoles que, por ejemplo, piten el himno nacional en un partido de fútbol, “ese himno por el que algunos compañeros han caído en combate defendiendo esos símbolos”.

Dice que lo pero que lleva de estar tan lejos es la distancia con su casa y añora su nazareno y Escalera. “Eso lo más grande del mundo”, dice este riosecano que no entiende su vida sin la Semana Santa de Rioseco. La lejanía también le da tiempo “para pensar y valorar lo más bonito que me ha pasado en mi vida que son mis hijas”. Cuenta los días que restan para poder volver a abrazarlas. Pero eso no será hasta noviembre.

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