
No era en Rioseco una jornada cualquiera de las fiestas de San Juan. Era el día de San Peralta. Desde primeras horas de la mañana los trenes y autobuses de línea especiales llegaban a la localidad atestados de aficionados que no se querían perder uno de los acontecimientos taurinos más importantes de la temporada. La calle Mayor era un hervidero y los restaurantes y casas de comidas no daban a basto.

Las zarpas o rejones de castigo, luego las banderillas cortas a una o a dos manos y las famosas rosas, diminutas puyas con la forma de esta flor que el propio sevillano inventó y que ponían a prueba la destreza del rejoneador. Y entre tercio y tercio un nuevo y magnífico caballo que lo único que le faltaba era hablar, y por último el rejón de castigo, las dos orejas y el rabo y dos vueltas al ruedo en una ovación que traspasaba lo taurino y entraba en el terreno de lo mítico.
Aquella feliz lotería le había caído a Rioseco en el lejano año de 1954 cuando sor María y sor Micaela se presentaron en Valladolid antes de una corrida para pedir auxilio al caballero rejoneador Ángel Peralta ante la situación de penuria económica por la que pasaba el Hospital -Casa Asilo riosecano.
Antes, Luis Miguel Dominguín organizó dos festivales con fracaso incluido en los que el diestro madrileño no se presentaría y luego vendrían otros dos a cargo de los hermanos Molero en los que también hubo patinazo económico. A partir de 1954, Peralta organizaría el festival y el éxito económico y taurino estaría garantizado.

Al año siguiente el festejo se trasladó a junio dentro de las fiestas patronales de San Juan y desde entonces el éxito estuvo garantizado. Uno y otro año el de Puebla del Río trajo al coso del Carmen las mayores figuras del toreo, en especial el triunfador de ese año de la madrileña feria de San Isidro. Rioseco sabría agradecérselo nombrándole Hijo adoptivo de la ciudad. El último festival taurino de los hermanos Peralta sería el número 50 en el año 2003. En los años 2004 y 2006 volverían a Rioseco con el espectáculo Andalucía a caballo también a beneficio del Hospital Casa-Asilo.
Manolo Vázquez, Antonio Chenel Antoñete, Jaime Ostos, Manuel Baez Litri, El Paco Camino, Palomo Linares, Diego Puerta, Santiago Martín El Viti, Pedro Moya El Niño de la Capea, Manuel Benítez El Cordobés, Luis Francisco Esplá, Rafael de Paula, Antonio Ordóñez, Francisco Rivera Paquirri, Tomás Campuzano o Curro Romero son sólo algunas de las que llenaron las tarde de aquellos inolvidable día de San Peralta. Mañana cuando el veterano rejoneador vuelva a hacer el paseíllo en el coso del Carmen llegarán a lomos de su caballo cientos y cientos de recuerdos de aquellas inolvidables y mágicas tardes que sin dudar serán el mejor regalo a los 150 años de una plaza en las que tantas alegrías dio a la afición el rejoneador de Puebla del Río.
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