Corazón riosecano y solidario en mitad de los Andes

La riosecana Ana Negueruela viaja hasta la población peruana de Pomacanchi para trabajar un mes como cooperante de una ONG comprometida con los niños

J.A. Gallego

Ana Negueruela, antes de partir.

13 horas de vuelo Madrid-Lima. 13 horas de enlace aéreo. Otro par de horas en avión Lima-Cuzco. Tres horas y media más en autobús. Un auténtico vía crucis de viaje para llegar a Pomacanchi, un pequeñísimo y muy pobre pueblo de 3.000 habitantes, a más de 3.700 metros de altura, perdido en medio de los Andes. No parece el mejor destino para unas vacaciones. Y no lo es. Es el destino de un sueño: el de ayudar a los más necesitados. Una aventura: la de dejar por un mes su acomodada vida en el mundo occidental y a su familia y emprender un reto solidario. Un regalo: el vivir una experiencia única y sentirse útil y realizada.

Así es el viaje de la riosecana Ana Negueruela Cámara que desde hace muchos años soñaba con realizar un periplo de estas características con el objetivo de ayudar a niños desamparados. Desde los primeros días del mes de febrero, Ana, que regenta una peluquería en la calle Mayor riosecana, trabaja de sol a sol, sin descanso, codo con codo con la ONG Hatun Sonquo, fundada por el español Giovani Blanco Urrutia, y que en la actualidad ayuda a 28 niños de entre dos y 13 años en dos casas de acogida.

Ana Negeruela, horas antes de embarcarse en el vuelo de esta gran aventura, atendía a un redactor de lavozderioseco.com. Visiblemente emocionada y nerviosa, ante el reto que tenía por delante ,explicaba que esta “es una zona muy castigada por el grupo terrorista Sendero Luminoso. La mayoría de los niños de acogida son huérfanos de padres y con madres que se han refugiado en el alcohol”.

“Hay que ser muy valiente para dejarlo todo y marcharse sola un  mes a un país que no conoces”. Esta era la frase más repetida por sus clientas en la peluquería de Ana antes de partir a Perú. “Al menos, el idioma no será un obstáculo”, asegura Ana que, entre risas, explica cómo surgió este viaje. “Mi marido y yo hacemos este año el 25 aniversario de nuestro matrimonio. Y él como sabía que mi sueño era éste, pues en Reyes me ha regalado el viaje. Él ha sido quien ha contactado con la ONG y quien ha tramitado todo el papeleo”, explica esta riosecana, quien agradece a su familia, especialmente a su marido y su hija, todo el apoyo recibido.

Mi trabajo va a ser el de una cooperante normal: enseñarles a comer, hacer los deberes con ello, mostrarles cómo debe ser su higiene… y en fin todo en lo que pueda ayudar”, sentencia Ana, quien asegura cumplir “el sueño de su vida”. “Creo que si todos hiciésemos un poquito más el mundo sería mejor”. Un mundo que en Pomacanchi poco tiene que ver con la sociedad en la que vivimos.

Su maleta se ha reducido a una simple bolsa de viaje. “Allí llevo todo lo necesario para mí, aunque es lo mínimo; en la maleta, que puede pesar como mucho 23 kilos llevo regalos y algunas donaciones de clientes y otros riosecanos”, explica Ana, quien también lleva consigo una considerable suma de dinero que empleará en comprar “lo que más necesiten”. “Desde la ONG me han dicho que una vez que llegue a las casa de acogida veré la situación y decidiré lo que es más necesario comprar. Por ejemplo, el pasado año adquirieron una lavadora, una cocina y varias camas”, asegura.

Cuando usted lea esta noticia, Ana Negueruela estará a miles de kilómetros cumpliendo un sueño, sí, pero entregada a los demás con la única recompensa de una sonrisa de quienes menos tienen y más necesitan: los niños más pobres de Perú.

Donaciones riosecanas
Antes de partir, Ana estaba contenta por partida doble. Iba a iniciar el que, sin duda, será el viaje de su vida y, por otra parte, muchas personas de Medina de Rioseco se han volcado con el proyecto, aportando su granito de arena. “En la peluquería tengo una caja donde mis clientas van echando sus donativos. Todavía está puesta y animo a todos a echar una mano”. Además en su maleta se ha llevado decenas de cepillos de dientes, “que me han dado en el Centro de Salud, además de cremas, bolígrafos, caramelos, lapiceros, cuadernos…, que me han ofrecido otras empresas, bancos y particulares de Medina de Rioseco”. Regalos insignificantes para cualquier niño riosecano, pero que en Pomacanchi serán recibidos como si de auténtico oro se tratara.

La población de Pomacanchi a la que viaja como cooperante Ana Negueruela.
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