
Es natural de Villabrágima, aunque lleva dos años en la residencia de ancianos Santa Ana y Sancti Spiritus, donde hoy ha soplado las velas acompañado de su familia y de los trabajadores del asilo. La teniente de alcalde, María San José, en representación del Patronato, le ha entregado un diploma conmemorativo y un pequeño obsequio.
Conrado Hernández no tiene secreto para esta longevidad. “Aunque no he fumado, ni he bebido, pero he comido muy bien”, confiesa. No obstante, lo de cumplir años debe venir de familia porque su hermana Jesusa ya ha soplado 97 velas y su otro hermano Gildo ya ha cumplido los 95.

Cien años dan para mucho. Momentos buenos, otros amargos. Especialmente la pérdida de su mujer, Emelia con la que tuvo dos hijos: Carlos y Conrado. Tiene cuatro nietos: Rita, Carlos, Sara y Jesús y ha tenido la suerte de conocer a cuatro bisnietos Pablo, Carmen, Helena y Gabriela. En la actualidad es el único centenario que reside en la casa asilo de Rioseco. Desde La Voz le deseamos muchas felicidades y que cumpla muchos más: los 110, está a tiro.
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