
La amplia mayoría de los pescadores que se dieron cita en la calurosa mañana del domingo aseguraban haber capturado un buen número de ejemplares. Jesús mostraba un caldero repleto de esta especie de crustáceos, que luego cocinará con tomate, arroz o al ajillo. Por su parte, Chema y Collantes se habían dado buena maña, y de sus reteles habían salido un gran número de cangrejos que se amontonaban en un saco. Además de para una sabrosa merienda, la mayoría de los aficionados a la pesca regalan a familiares y amigos lo que muchos consideran un auténtico manjar.
Fernando un experimentado pescador explicaba a lavozderioseco.com que cada vez son menos los que se quedan a dormir la noche anterior, aunque algunos continúan haciéndolo. “Antes se hacía por necesidad, para coger el mejor sitio, cuando el primer día había cientos de pescadores; ahora algunos lo siguen haciendo por costumbre. Llegan al atardecer, cenan en el campo, echan una buena parlada, duermen junto al río y antes de que salga el sol ya están pescando. Es un ritual muy bonito para un pescador y una buena manera de pasar un fin de semana en el río”, relata.
A media mañana, cuando el sol caía implacable, muchos de los pescadores se retiraban con su preciada mercancía. Algunos como mandan los cánones se trasladaban hasta le ermita de Castilviejo para dar buena cuenta del un almuerzo merecido. Esta semana comenzarán ya buenas meriendas y comilonas a base de este exquisito plato.
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