Cientos de riosecanos honran a su patrona en Castilviejo

El santuario de Castilviejo acogió la romería de la patrona de Rioseco. Como es habitual no faltó misa, la posterior procesión y el popular almuerzo campestre

IMG_0097La de Castilviejo es una fecha entrañable para los riosecanos. Fiesta popular donde las haya y romería de devoción y jolgorio. Un buen momento para el encuentro de familias y un punto de inflexión en el año. El verano dice, irremediablemente, adiós y con él llega el otoño, la vuelta al cole, y el camino de la última recta del año.

Una vez más, cientos de riosecanos y algunos venidos de muchos puntos de la geografía nacional, e incluso también fuera de nuestra fronteras, como el caso de una familia que, aunque oriunda de Rioseco, vive en Burdeos, han acudido a cumplir con la costumbre de honrar a la patrona de Rioseco, la Virgen de Castilviejo, en su santuario. A primera hora de la mañana, muchos ya guardaban los mejores sitios en la pradera para luego dar buena cuenta de un suculento almuerzo.

Los actos religiosos comenzaban a las 12.30 horas. El recién ordenado sacerdote, José Manuel González, presidía la solemne eucaristía, que fue cantada por la coral riosecana Almirante Enríquez. Tras la misa, la popular procesión alrededor de la ermita. Primero, el Cristo; tras sus pasos, la pequeña talla réplica de aquella románica, que algún desalmado robó hace casi cuatro décadas.

El grupo de danzas Ciudad de Rioseco -especialmente su sección infantil- amenizó la procesión por la pradera, que terminó frente a la fechada de la pequeña ermita con el cántico de la salve  y, como es tradicional, los vítores a la Virgen  y el Cristo. Una oración, una lamparilla en recuerdo de los que se fueron, y hora de sacar los manjares campestres para disfrutar en familia de una jornada de fiesta y romería.

El domingo se volverá a repetir la escena, aunque menos multitudinaria, con la celebración del Cristo de Castilviejo que, como es habitual, se festeja el domingo después a la fiesta de la patrona.

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