Más de un centenar de caballistas participaron en el encierro por el campo que se ha celebrado en la mañana del domingo dentro del programa festivo en honor a la Virgen de Castilviejo. Se corrieron dos novillos muy cuajados de la ganadería vallisoletana de Cantoblanco, que pasta en la Finca Montes Torozos en el término municipal de Peñaflor de Hornija.
Al filo de las diez de la mañana, caballistas y caballos se daban cita en el pago conocido como La Perla en el camino de Castilviejo, así como numerosos todoterrenos, quads y motos. Tras el tradicional reparto de orujo y pastas, salió el primer novillo que cogió dirección a la ermita riosecana y se adentró en un campo de girasoles donde, tras un descanso, se parapetó en el lugar conocido como Huerta de los Frailes. Allí llegaron los tres mansos que fueron traslados desde el Coso del Carmen por los caballistas, pero finalmente tuvieron que ser encajonados ya que el morlaco tuvo que ser anestesiado en una tierra de girasoles alrededor de la una y veinte de la tarde.
Por su parte, el segundo novillo que saltó a los campos terracampinos tomó dirección a la carretera de Villasper y tras protagonizar emocionantes y ajustadas carreras se refugió en el arroyo y tuvo que ser anestesiado a las 11.45 horas. El presidente del Club de Caballistas Riosecanos Hermanos Peralta, José Antonio Perrote, que organizaba el festejo junto al Ayuntamiento, hacía un balance «satisfactorio» a pesar de que ninguno de los novillos pudo llegar al coso del Carmen. Perrote destacaba la alta participación de caballistas y los buenos momentos que habían protagonizado muchos jintes. Lo peor, sin duda, la excesiva cercanía de muchos vehículos, especialmente motocicletas, junto a los astados; algo prohibido por el reglamento y que ocasiona momentos de gran peligro, como lo ocurrido en el encierro de TorreloBatón, donde un aficionado en motocicleta sufrió un grave accidente, que le costó la amputación de una pierna.