“Yo nací hace un siglo”. Es, sin duda, una expresión que muy pocas personas tienen la suerte de poder decir. Más, si además se llega a esa longeva edad con una salud física y mental envidiable, como es el caso de Victorina Rivas Pérez, que el 15 de marzo cumplió los cien años, en Medina de Rioseco, localidad en la que vive desde que llegara en 1958 de su pueblo natal, Palacios de Campos.
En un día tan señalado, sus hijos, Gloria, Alejandro, Carmela, César y Alberto, estuvieron acompañado a su madre, quien expresó estar muy contenta de haber cumplido los cien años y su deseo de “vivir lo que pueda y que Dios me lleve cuando quiera”.
A pesar de su longeva edad, Victorina recordó sus años de infancia y juventud en la carnicería de sus padres, en Valdenebro de los Valles, y años más tarde, con su marido, Alejandro, en la misma localidad y en Belmonte de Campos. También trajo al presente su devoción a la Virgen del Carmen de su pueblo natal y a La Dolorosa y al Cristo de las Puertas de Rioseco. “Siempre he vivido con alegría, dentro del orden, nunca he dado que hablar”, indicó la centenaria mujer.
En la memoria de la centenaria mujer quedan los segundos domingos del mes de octubre, en que esperaba la subida en procesión del Cristo de las Puertas desde su capilla, en el arco de San Sebastián, para ponerse de rodillas en el suelo delante de la puerta de su casa. Por su parte, sus cinco hijos coincidieron en la alegría y emoción que sentían porque su madre hubiera llegado a los cien años de edad, y no dudaron en destacar su constante optimismo hacia la vida.
La Dolorosa se desvía de la procesión para honrar a Victorina Rivas
Y si el día 15 fue inolvidable para Victorina, -diez días después, concretamente el Jueves Santo– vivió una de las mayores emociones cuando, en un gesto histórico, la hermandad de la Dolorosa en la procesión se desvió unos metros de su trayecto habitual para que la señora Victorina pudiera ver la imagen de la Dolorosa a la que tanta fe profesa. José Carlos Lobo, presidente de la hermandad relata que el Domingo de Ramos parte de la directiva acudió a la casa
de la centenaria. “Se entregó una estampa de nuestra Virgen”. Ya el Jueves Santo, en la calle de los Huesos, la Dolorosa en vez de continuar con dirección a la calle Pablo Iglesias, por detrás de la iglesia de Santa María, continúo unos metros por esta calle hasta mantener contacto visual con el domicilio de la homenajeada, que bajó a la puerta del portal y suponemos que tuvo que contener la emoción cuando vio frente a su casa a la Virgen Dolorosa, máxime cuando unos días antes decía que “si tuviera bien los pies iría a alumbrar a La Dolorosa”. Fue un detalle emocionante, histórico y destacado en una Semana Santa, la de Rioseco, que siempre ha cuidado mucho a sus mayores.