
“La experiencia ha sido muy positiva, los participantes ha colaborado muy bien, han estado muy ilusionados e incluso me pedían deberes para llevarse a cabo; están deseando de que el próximo año se vuelva a llevar a cabo”, explica Carmela Álvarez.
“Hemos trabajado mucho los recuerdos de su niñez, los juegos infantiles, cómo eran esos veranos y esa infancia en los pueblos, a través de la memoria y de objetos que nos han ayudado como fotografías”, relata la psicóloga.
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