Calor tradicional para combatir la ola de frío en Rioseco

Muchos riosecanos siguen utilizando en el siglo XXI métodos tan antiguos como la gloria, la estufa o el hogar que proporcionan "un calor distinto"

Un reportaje de Miguel García Marbán. Fotos: F. Fradejas y M.G.M

Los populares versos Ándeme yo caliente, y ríase la gente,  que el poeta culterano Luis de Góngora escribiera en 1581, hace más de cuatrocientos años, siguen estando hoy muy vigentes en muchas casas de Medina de Rioseco en las que durante invierno el calor llega por los medios más tradicionales como la gloria, la cocina económica, también conocida como bilbaína, la estufa de leña o el hogar, que se siguen utilizando desde épocas remotas.

En noviembre, sin avisar, el frío ha hecho su presencia y desde la fiesta del Pilar, en la casa del veterano matrimonio riosecano compuesto por Miguel Fernández y Josefa Abril se ha comenzado a encender la gloria. Cada día, a las nueve de la mañana, su hijo Casto, como ha hecho durante 40 años, es el encargado de dar fuego, en apenas diez minutos, a este sistema de calefacción, una serie de galerías que recorren, bajo el suelo de la casa, cuyo milenario origen hay que buscarle en el hipocausto romano.

Con unos pocos papeles, algunas astillas y dos trozos de madera, la gloria dará calor al comedor y la cocina (cerca de 50 metros cuadrados) hasta el día siguiente. Es muy barata y lo único que tiene es que no hay un botón para encenderla y te tienes que levantar para prender, explica entre risas el patriarca de la familia Fernández quien señala que al día siguiente bajas de la cama, te metes en la cocina y todavía hay calor. Por su parte, su hijo recuerda que hace años encendía todas las mañanas tres glorias, las de la casa de su padre y las dos de las farmacias en las que trabaja, que ya no se encienden.

El veterano matrimonio también tiene una cocina económica con la que dan calor a once radiadores de las habitaciones del piso superior. Una cocina que recibe ese nombre ya que a la vez de proprorcionar buena temperatura, sirve para cocinar y calentar el agua, según expresa la veterana riosecana Victoria Martínez, quien a sus 79 años destaca que la cocina «da un calor muy sano, agradable y duradero, y cuando cocinas la comida tiene mucho mejor sabor que cuando la realizar en la cocina de butano». Además Victoria seca la ropa tendiendo la ropa sobre cuerdas que se elevan por encima de la cocina.

Frente a la gloria y a la cocina económica, otras personas se han decidido por mantener en sus viviendas la estufa de leña porque aseguran que el calor que desprende el fuego no tiene nada que ver con el de las calefacciones modernas de gas o gasóleo. En este breve periplo de viejos medios de conseguir calor en las casas, el hogar es, posiblemente, el más antiguo. Ocupaba el centro y, además de servir para dar calor, cocinar y ahumar algunos alimentos,  era lugar de reunión familiar, en especial en las largar noches de invierno. Por extensión acabaría llamándose hogar a la casa.  En la actualidad, el hogar ha perdido sus funciones principales para convertirse en un atractivo elemento en merenderos y casas rurales como la que en Rioseco poseen el matrimonio formado por Jesús García y Mercedes Herrero quien destacaron que para muchos de sus clientes que viven en la ciudad, “el hogar es un aliciente, es algo nuevo”.

Al final, gloria, cocina económica, estufa de leña y el hogar forman parte del eco lejano de un pasado que, por suerte, ha llegado hasta nuestros días, aunque sólo sea para darnos el más grato de los calores.

Casto y Miguel Fernández encienden la gloria.
Mercedes Herrero y Jesús García frente al hogar.

La estufa de leña proporciona un agradable calor.
Victoriana Martínez en su cocina económica.
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