Árboles caídos, suciedad y fugas de agua en el Sequillo



Uno de los lugares más bonitos que existen en los alrededores de Rioseco es la zona conocida como La Vega, entre el Canal de Castilla y el río Sequillo. Un lugar de gran belleza al que se puede, o mejor dicho, se podía llegar por un camino que parte metros antes del puente Villalón. Se podía, porque en la actualidad un gran árbol se ha caído en medio del camino y el paso a personas y vehículos es imposible.

En ese mismo camino, a escasos metros del árbol caído, el paseante no podrá disfrutar de un viejo y bello puente de piedra de un antiguo cauce del río Sequillo, quizás de la época del Canal de Castilla, que la maleza y la vegetación han hecho desaparecer por arte de magia.

Más adelante se encuentra el puente sobre el río Sequillo y sobre éste el acueducto del Canal de Macías Picavea que en pleno mes de julio pierde, por descontroladas fugas miles de litros de agua diarios en una tierra donde este líquido es un bien tan preciado como el oro.

Pasado el puente, el caminante decidirá volver por el río Sequillo. Entonces se encontrará a cada pocos metros con plásticos atados a árboles y cardos que algunos cangrejeros dejaron tras el primer día de temporada ignorando que el río es de todos y que cada vez que acceden a él le tiene  que dejar, como mínimo, como le encontraron. Un milenario río Sequillo al que, por cierto, es difícil acceder a su cauce ya que le protege una muralla de cactus y malas hierbas que una vez secas favorecerá posibles incendios.


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