La vida cotidiana riosecana cuenta a veces con imágenes que pasan desapercibidas para el resto de los ciudadanos, pero que cobran curiosidad y vida en la cámara de Fernando Fradejas. Es el caso de esta instantánea, en el que la conocida escultura homenaje al cofrade parece abandonar el atrio de Santa Cruz tras el concierto, una vez que el improvisado auditorio haya quedado ya totalmente vacío.
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