
La exposición recoge anécdotas de la religiosa abulense, pero también algunas palabras clave que empleaba para esconder mensajes en sus escritos. En ellas, especialmente las más de un centenar que dirigió al padre Jerónimo Gracián, religioso carmelita y escritor, se refería con criptogramas a las carmelitas descalzas como aves nocturnas o mariposas, mientras que el propio Gracián era el de la Cueva, Paulo, Cirilo o Eliseo.
Estos y otros descubrimientos quedan expuestos en veintidós paneles que conforman la exposición, de los que una docena están dedicados a analizar la escritura de la santa, su estructura, los asuntos que aborda en ellas o el correo que se empleaba en el siglo XVI. Las ocho restantes se centran en los escritos menores, las denominadas cuentas de conciencia, su comentario al Cantar de los Cantares o algunas anécdotas como cuando relata que una lagartija se le coló en la túnica por el brazo o cuando le pide al padre Gracián que le envíe folios en blanco con su firma para poder ella escribir cartas en su nombre.
La exposición muestra a la Teresa del día a día, la que habla de los asuntos de la Reforma, la vida espiritual, cuestiones familiares, atención al cuerpo o las dedicadas a ella misma, no como centro de atención sino como foco de irradiación, en cuanto a sentimientos y esperanzas. La peculiaridad es que los escritos menores son redactados en la última etapa de su vida, cuando Teresa de Jesús ya es una mujer madura como persona, pero también espiritualmente.
Dada su especial carácter didáctico, la exposición se va a ofrecer a los centros escolares con el fin de que se puedan realizar visitas guiadas que acerquen a los alumnos participantes a la riqueza de estos pequeños textos. Unas visitas guiadas que también se realizarán para todos los grupos organizados que lo soliciten.
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