
Después de que en una de sus clases su maestro Miguel Flechilla le hablara de Juan Bautista Valera como un importante musicólogo que trabajaba ya en un gran proyecto sobre músicos vallisoletanos, además de otros temas, entre los cuales destacaba Juan Montes junto a otras figuras de la música gallega, Fernández Magdaleno pudo conocerle y disfrutar de una amistad “que se ha transformado, como sucede tras la muerte de las personas que han significado mucho para nosotros, en una misteriosa compañía con la que convivimos para siempre”, según expresó el propio pianista, quien de una manera especial recordó las conversaciones en varios viajes “a esa Galicia de la que hablaba como del paraíso, de un paraíso que vinculaba a su infancia y a su paisaje, a la lengua y a la música”.
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