
Con el fin de instaurar las facturas electrónicas en las farmacias riosecanas cuanto antes, en el mes de octubre, éstas llevaron a cabo, «con muchas ganas e ilusión», todos los trámites necesarios. No obstante, a día de hoy, todavía no han podido ni siquiera hacer una pequeña prueba y la incertidumbre y las dudas invaden las dos oficinas farmacéuticas de la localidad, regentadas por Beatriz Santamaría Alonso y Myriam Gutiérrez Laguna respectivamente. “Las farmacias tenemos toda la instalación montada desde octubre, pero todavía no hemos podido ni probarlo”, cuenta Myriam Gutiérrez.

El sistema de la receta electrónica es sencillo: “La primera vez los pacientes tendrán que ir al centro de salud. Su médico de cabecera les va a dar una hoja con toda la medicación correspondiente a su tratamiento crónico y le va a indicar la cantidad que necesita todos meses y la dosis diaria y ya no tendrán que volver a pasar por la consulta. Una vez que tenga la hoja de medicación, con la tarjeta sanitaria viene a la farmacia, nosotros nos conectamos al sistema general, que es el mismo que usa el centro de salud y la consejería les damos la medicación”, detalla Beatriz Santamaría.
Beneficiados los pacientes crónicos y los médicos
A priori, los mayores beneficiados serán los pacientes crónicos. Aunque también mejorará considerablemente el desempeño profesional de los médicos, que podrán destinar un mayor periodo de tiempo a cada paciente y llevar un control más exhaustivo del seguimiento de los tratamientos. Y es que la digitalización de los historiales médicos les permitirá tener toda la información clínica (desde los tratamientos farmacológicos hasta los antecedentes) accesible desde cualquier punto del territorio con un simple click. Por su parte, las farmacias también notarán los beneficios de este proyecto: «A nosotros nos va a reducir mucho los trámites administrativos y burocráticos, porque vamos a poder facturar incluso casi a diario”, afirma Myriam Gutiérrez. Se trata, sin duda, de un proyecto cargado de ventajas, que desde las oficinas riosecanas están, ya desde hace unos meses, «deseando probar».
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