A menudo ocurre que las personas que más desapercibidas pasan en la vida son las que una huella más profunda dejan. Es el caso de Antonio Silva Hernández, que este jueves decía adiós a los 87 años. Quien suscribe esta necrológica se honra de haber compartido muchos Jueves Santos alumbrando al Santo Cristo de la Pasión, del que ambos somos cofrades. El fallecido fue durante muchos años el número uno de esta cofradía riosecana.
Desde muy niño recuerdo a Antonio, hombre serio pero amable, en esos populares refrescos celebrados en el Casino. Hombre bajito en estatura, pero grande en su interior, no faltaba a su cita cada Jueves Santo con su Cristo de la Pasión. Nunca pudo cargar con el paso por un problema en la espalda, pero siempre tenía preparado su farol y su medalla para acompañar al crucificado en su devenir por las calles riosecanas.
Inculcó su amor por la cofradía a Luis, uno de sus hijos, que cada Jueves Santo cumple ahora con esta tradición familiar. Hace tan solo siete meses, durante la Cuaresma, los componentes que hacemos El Pardal Informativo Cofrade tuvimos la suerte de entrevistar a Antonio. Su delicado estado de salud ya no le dejaba acudir a la procesión.
Nos recibió en una fría pero soleada tarde del mes de marzo. Llevaba colgado al pecho el crucifijo que conservaba desde que en 1942 ingresó en la Cofradía, la friolera de 72 años. Charló amigablemente con nosotros. Desgranó recuerdos inolvidables como esas procesiones matutinas del Viernes Santo o aquel lejano 1954 cuando ocupó el puesto de Mayordomo. “Nuestra cofradía era muy bonita y seria, y nuestro Cristo, precioso como pocos”. Hoy recuperamos esta entrevista radiofónica para rendir homenaje a un cofrade sencillo, pero ejemplar.
Este jueves se despidió para siempre a la edad de 87 años. Hoy sus hermanos de la Cofradía alumbrarán su sepelio que se celebrará en la iglesia de Santa María de Mediavilla a las 12.30 horas. Desde estas líneas, nuestro más sinceras condolencias para sus familiares.