
Sin embargo, para mí es más bonita le leyenda guaraní del origen de tan bello espectáculo. Siete mariposas vivían hace muchos siglos en el corazón de la selva correntina, cada una tenía un color distinto. Despertaban la admiración de los habitantes del monte y al volar ¡qué hermoso efecto producían sobre el verde follaje!. Cierto día, una de ellas se hirió con una larga espina, la herida era fatal y, al comprenderlo, las mariposas restantes ofrecieron cualquier sacrificio para evitar que la muerte separase a su compañera. Entonces oyeron una voz que les dijo: «¿Están ustedes dispuestas a dar la vida con tal de permanecer juntas?».- Todas contestaron que sí. -De inmediato negros nubarrones oscurecieron el cielo y se desató una fuerte tormenta de viento y lluvia, un remolino envolvió a las siete mariposas amigas elevándolas hacia el infinito. Una vez restablecida la calma, el sol volvió a brillar con más fulgor que nunca, y al mismo tiempo aparecía en el firmamento un extraño arco luminoso, formado por los siete colores.
Sin duda las mariposas revolotearon ayer, como desde hace siglos, sobre el antiguo Convento de San Francisco. Cuántas veces habrían salido los monjes de sus quehaceres diarios para maravillarse con tan bello espectáculo y suspirar Paz y Bien, quizás pensando que la fugacidad de aquella maravilla en el cielo no era más que una hermosísima metáfora de la vida.
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