
Caminan una media de 40 kilómetros diarios. A veces en el carro de cuatro ruedas que tiran dos caballos burguetes y otras veces andando, al menos por espacio de dos o tres horas cada uno. “La experiencia está siendo muy buena”, algo que se puede comprobar en el blog chipicaminosantiago.blogspot.com a modo de diario en el que cuelgan las fotos y los mejores vídeos de cada jornada. Aseguran que en ninguna localidad han tenido problemas con sus monturas, excepto en Mansilla de las Mulas. “En el resto de los pueblos los vecinos, incluso, nos llevan a los caballos a sus corrales. No obstante, llevamos bezo y pienso para evitar problemas”, dice el peregrino.
Dos caballos entrenados durante varios meses, como si de deportistas se trataran, en un caminador para que no tengan problemas físicos durante el trayecto. El día que volvieron a Medina de Rioseco no dudaron de nuevo en hospedarse en el albergue de peregrinos que regentan las monjas del Convento de Santa Clara. “Son maravillosas, especialmente la Hermana Piedad. Estar a su lado es estar a tres metros del cielo”. Como recompensa toda la comunidad pudo dar un agradable paseo en carro por el patio del cenobio. Toda una novedad en la austera vida de clausura. Luego, Chipi y Manuel iniciaron peregrinación. ¡Buen camino!
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