
Se trata de la lápida fundacional de dicho altar, que fue cortada y removida siglos después como el resto de las que forman el suelo del templo.
La fundadora fue Ana Izquierdo, una riosecana, hija de Juan Izquierdo y Beatriz Lobaz, bautizada el 13 de enero de 1578 en esta misma parroquia. El 1 de junio de 1601 contrajo matrimonio en la misma, con Felipe Porrero y al año siguiente, el día 22 de febrero lo hizo con Baltasar Cidrón, hijo de Roque Cidrón y Ana Nuño.
El segundo marido de la fundadora de dicho retablo fue uno más de los muchos comerciantes con los que contaba Medina de Rioseco en esta época. En este caso Baltasar Cidrón se dedicaba a la importación y comercio de pescado. Este dato nos lo proporciona un curioso documento de contabilidad del propio Ayuntamiento riosecano, que declara que tenía con dicho Baltasar Cidrón una deuda de 2.924 maravedíes, que se debían en concepto del pescado que se le compró para entregar como “dádivas a los favorecedores de un pleito que tiene este ayuntamiento, en Valladolid, sobre el privilegio de los portazgos”.

La segunda fotografía fue realizada por los mismos años por otro historiador del Arte, el alemán Georg Weis. En ella se aprecia mucho mejor dicha imagen de la Virgen, que al estilo del resto de las esculturas vestideras, tenía pelo natural y distintos vestidos y mantos que se cambiaban a lo largo del año. También en esta instantánea se observa mejor el diseño de las lámparas, así como el balaustre que rodeaba el altar mayor y la disposición primitiva de las escaleras, que fue transformada en los años 60.
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