El Campamento Urbano de Medina de Rioseco llega a su fin

Un desfile de los niños participantes y la entrega de diplomas clausuraron una actividad que este año ha llevado el nombre de ‘Apassionados’

M.G.M. Fotos: Carlos Badás

El Campamento Urbano, que cada año organiza el Ayuntamiento riosecano con motivo de las vacaciones de verano, en esta ocasión con el nombre de Apassionados, llegó a su fin el viernes con la entrega de diplomas en un acto que tuvo lugar en el polideportivo municipal en presencia de los concejales Rafael San José y Mercedes Fernández, así como de los padres de los cerca de 80 niños participantes. El desfile de los niños participantes, que para la ocasión se habían convertido en ocasionales turistas, con cámara de fotos de cartulina incluida, dio paso a la entrega de los diplomas y a una fiesta de despedida.

Atrás ya quedan en el recuerdo de los más pequeños los diferentes talleres realizados, la práctica de distintos deportes, los juegos como los realizados con agua, la visita a Las Edades del Hombre, la participación en un taller de restauración en el Museo de San Francisco, la excursión a Villada y Villalón de Campos, el taller radiofónico en la calle Mayor, el taller medioambiental en el que de la pusieron en libertad a varios cernícalos y una cigüeña o la inolvidable noche en el albergue del Canal de Castilla.

Una velada ‘terrorífica’
Antes de que el Campamento Urbano ‘Apassionados’ llegara a su fin, y para despedirlo, los niños participantes junto con sus monitoras han pasado una noche fuera de casa y se han ido a dormir al Albergue de Medina de Rioseco. Saco de dormir, pijama, neceser y ropa de cambio era lo que los niños portaban en sus mochilas además de asistir con muchas ganas de divertirse y con nervios maquillados de ilusión por saber qué les esperaba en esa inolvidable noche. Una vez elegida la litera para dormir y con los pijamas ya puestos, al filo de la media noche, las monitoras propusieron a los pequeños una interesante actividad. Tras apagar las luces del albergue, sentados en el pasillo de la habitación y con las linternas encendidas, unos personajes algo tenebrosos contaron una leyenda a los niños y niñas acaecida en la localidad de los Almirantes hace muchísimos años, los cuales escuchaban atentamente toda la narración. Estos personajes propusieron una serie de pruebas a los asistentes para poder liberar al niño encadenado en estos parajes y por grupos las fueron realizando y consiguiendo pistas para poder adivinar dónde se escondía tan peculiar personaje. El momento con más descarga de adrenalina fue cuando se oyó en la oscuridad el ruido de las cadenas del niño-fantasma el cual recorrió todo el albergue haciendo sonar una ensordecedora carraca. Todo el miedo acumulado durante la velada dio paso a las risas y alguna lágrima contenida al descubrir que todo había sido un montaje y que los personajes eran sus monitoras caracterizadas para dicha aventura. (Informa Beatriz Rodríguez del Rey)

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